martes, 8 de octubre de 2013

Pedro J. Mª Campuzano Gómez (MEMORIAS DE UNA VELO-SOLEX) - CAPÍTULO III

Capítulo III
El Garaje de “Nany”, Centro Social Motero
 
Y un día de primavera ya casi mediada la década de “los sesenta”, Nany (ya recuperado para nuestro relato) regresó de la Mili. El tren procedente de Madrid, con su característico soniquete al acercarse a la Estación, depositó a nuestro recién licenciado soldado a pie de andén. Nada más tocar suelo corraliego en la Estación de la RENFE de la Rasilla, coincidió que su cliente y amigo Don Guillermo (que iba hacia la Farmacia de “Fafa” a por algún medicamento, de los que el cura repartía entre la gente más necesitada) se dio de bruces con él. El cura y el licenciado se abrazaron efusivamente, al tiempo que otros conocidos de ambos, que se habían percatado de la llegada de Nany, se sumaron a los saludos y a las muestras de alegría, preceptivas estas en los recibimientos a los buenos amigos.
Durante el trayecto desde la Estación a la casa paterna de La Aldea, Nany quedó gratamente sorprendido del notable aumento del parque motero del Valle. Habían sido casi dos años fuera del pueblo, durante los cuales el progreso económico había propiciado un notable aumento del parque motero y automovilístico… ¡Amigos, hablamos de la histórica eclosión económica de los años 60, que marcaron época en Los Corrales de Buelna y su entorno socio-económico!
El regreso de Nany, además de celebrado por la familia, amigos y “novietas”, significó un gran alivio para Jesús Cossío, quien a la sazón estaba en exceso agobiado. La gran carga de trabajo que para él suponía El Garaje, el Taxi y su jornada diaria en el Taller Electro-Mecánico de Grúas de la Fábrica de La Aldea (importante Trefilería de NMQSA) añadido a que Jesús ya no era un chaval, le obligaban a tomar una muy pensada e importante decisión… Así que Jesús Cossío ya podía materializar sus planes, aletargados durante la militar ausencia de Nany…
… Fue en el verano de 1965 cuando se gestionó y oficializó la venta del “Garaje Cossío” a Nany. Tanto Jesús Cossío como Julio Campuzano (padre de Nany) facilitaron sobremanera tal traspaso, ya que Jesús no quería “su Garaje” para otro que no fuera Nany y Julio deseaba fervientemente satisfacer la ilusión que vivía en Nany desde su adolescencia: ser propietario de su industria mecánica “Talleres Nany”. Y así fue como bautizó Nany a su recién estrenado negocio, dado que la actividad del Taller ya no se limitaba a bicicletas y motos, sino que se amplió a la reparación y venta de automóviles y cualquiera de los vehículos a motor de la época.
Una vez el Garaje de Cossío (ahora “Talleres Nany, como ya hemos mencionado) en manos de Nany y su plantilla de profesionales, las actividades del negocio se reorganizaron con el objeto de atender, de manera rápida y eficaz, a la numerosa clientela que día a día iba creciendo. Tarea ella que acometió Nany con diligencia y eficiencia, lo cual redundó en un notable incremento de la carga de trabajo. El taller de Nany abría muy de mañana y cerraba muy de tarde-noche. Jamás un cliente que necesitara con urgencia su medio de locomoción a intempestivas horas, quedó sin ser atendido por Severiano en tiempo, calidad y justo precio.
Ya bien pasada la mitad de la década de los 60, llegó un momento en que la “industria” de nuestro Nany era algo más que un taller de reparación de vehículos a motor. El taller de Nany era el centro de reunión, por excelencia, de las “gentes del Deporte del Motor” en el Valle de Buelna y aledaños. Allí acudían todos los propietarios y aficionados a las motos, tanto como clientes como tertulianos, dadas las facilidades que Nany daba para propiciar, en los descansos de su actividad profesional, discusiones sobre rallys, motos, motores y demás temas relacionados con la afición que todos compartían. Y esto era debido a que Nany competía en los habituales circuitos moteros de la época, tanto en velocidad como en Moto-Cross o en el incipiente Trial. Aunque bien, es cierto que su carrera como piloto de la “Moto GP”, de entonces, quedó truncada cuando su padre se enteró de lo peligroso de esta actividad… a raíz de la muerte de un famoso piloto en el Circuito del Sardinero (Santander), clausurado desde entonces por tal accidente.
Aunque lo reiteraré a lo largo de mi relato, es de justicia remarcar, en lo que respecta a esta humilde VeloSolex que esto les narra, que Nany, una vez ya bien involucrado al cien por cien en sus motos de gran cilindrada y automóviles en general, dejó en manos de sus “subalternos” (ya bien cualificados para la tarea ) el cuidado de los ciclomotores de “baja Gama”, entre los que nos encontrábamos las utilitarias pero poco importantes VeloSolex… Y como ello afectó a la peculiar y especial clientela del “solamente quiero que Nany toque mi VeloSolex” los “subalternos” hubieron de ganarse la confianza del cliente… a base de buen hacer y calidad de servicio. El tiempo y los resultados valoraron a tales “secundarios”.
Aunque la pasión de Nany por excelencia siempre fue la Moto, es pertinente también indicar que él alternó tal obsesiva pasión con otra afición en la que destacó durante muchos años: piloto de Rallys. Son bien conocidas sus hazañas a bordo de su “Mini-Morris” (bien preparado y trucado por él mismo para la competición) en las famosas subidas a “Peña Cabarga”, “Bustablao”, “Collado de Cieza”, etc. Por otra parte debemos con orgullo mencionar que fue un pionero en las carreras de Karts y en el mundo del Trial; debemos valorar en su justa medida estas actividades, dado que él mismo diseñaba y fabricaba sus propios Karts, así como preparaba su motos de Trial, inexistentes entonces. Y para muestra de lo indicado, van unos “botones”…


Nany, Copiloto y “Mini” en competición


Pey ( hermano de Nany ) Piloto de Pruebas de un Kart construido por Nany



 
También son dignos de especial mención los eventos artísticos-deportivos que Nany organizaba durantes las típicas fiestas patronales del Valle de Buelna. No había programa de fiestas en aquéllos años en que no figuraran, en lugar especial, las populares “ginkanas” de motos y coches, las exhibiciones moteras, así como los espectáculos de Trial-in Door (antes no lo llamábamos así) en las calles y plazoletas del pueblo.
Incluidos en lo anterior están los populares, entonces institucionalizados, “Desfiles Moteros y Automovilísticos” el día de la fiesta de “San Cristóbal”, patrono de los “Conductores”. Este día era espectacular el paso de las motos del “Garaje de Nany” (por mucho que Nany y familia se empeñaran en denominar a su industria “Talleres Nany”, esta siempre fue para el común de los corraliegos “El Garaje de Nany”) seguidas de los Motocarros de los Panaderos ( Pilatti y el Churrero ) y del Lechero ( Bienvenido ) encabezando el gran desfile del Motor. A las motos y motocarros (de todas las marcas y tipos, incluidas las VeloSolex) artísticamente decoradas y con sus pancartas publicitarias al efecto, les seguían: los relucientes automóviles de amigos y vecinos, también bellamente decorados; todos los Taxis del Valle (Jesús Cossio en cabeza) y cerraban el desfile las Camionetas y Camiones, de los varios transportistas del pueblo, con los conductores de Goyo Pérez y el Asturiano, tocando las bocinas. ¡ Qué espectacular desfile ¡ el cual finalizaba con una “Gran Parada” en el patio de la iglesia y la preceptiva bendición apostólica por parte de Don Guillermo… que también desfilaba en el grupo de las VeloSolex… Se completaba la fiesta con un banquete colectivo… y en la sobremesa, exhibiciones moteras y automovilísticas… y de remate las típicas romería y verbena montañesas, donde, obviamente, faltaría más, el “Pito y Tambor” sonaban desde la “Diana” hasta la “retreta”.
 
 
Estampas de aquellos desfiles de San Cristóbal, con Nany, July, Juanma y amigos
 
Pero volvamos a mis recuerdos en torno a la sin-par VeloSolex…
Puesto que Nany había completado todo el equipamiento necesario para funcionar como Agente Técnico Oficial, del Servicio Oficial de VeloSolex Orbea en la provincia de Santander, era en este taller donde se vendían y reparaban prácticamente todas las VeloSolex del Valle de Buelna y alrededores. Era una estampa cotidiana ver el entorno físico del Taller de Nany atestado de VeloSolex, pendientes estas de reparación y/o revisión. Aunque bien es cierto que había otros pequeños talleres en la zona, que también realizaban esta actividad, Nany se llevaba la palma porque era el “número uno”: por prestigio profesional, su notable carisma y popularidad y, muy especialmente, por la calidad del servicio que ofrecía a sus clientes. Pero volvamos a mis recuerdos en torno a la sin-par VeloSolex… Pero volvamos a mis recuerdos en torno a la sin-par VeloSolex…
Puesto que Nany había completado todo el equipamiento necesario para funcionar como Agente Técnico Oficial, del Servicio Oficial de VeloSolex Orbea en la provincia de Santander, era en este taller donde se vendían y reparaban prácticamente todas las VeloSolex del Valle de Buelna y alrededores. Era una estampa cotidiana ver el entorno físico del Taller de Nany atestado de VeloSolex, pendientes estas de reparación y/o revisión. Aunque bien es cierto que había otros pequeños talleres en la zona, que también realizaban esta actividad, Nany se llevaba la palma porque era el “número uno”: por prestigio profesional, su notable carisma y popularidad y, muy especialmente, por la calidad del servicio que ofrecía a sus clientes.
Al crecer en demasía la demanda de reparaciones de VeloSolex y puesto que Nany estaba centrado en los Coches, Motocarros y Motos de gran cilindrada, los trabajos correspondientes a VeloSolex y ciclomotores recayeron en los “técnicos auxiliares” de Severiano. Estos eran: el competente y leal Nisio, July (con el tiempo notable “Maître” del Rte “El Capricho de Gaudí” y Pey (de la Escuela de Aprendices, La Salle Quijano, y guitarrista del entonces grupo musical The Boys), estos dos últimos hermanos de Nany. Así que eran estos personajes quienes aseguraban a la distinguida clientela un perfecto y completo mantenimiento de sus VeloSolex.
Es curioso remembrar y escribir ahora con notable añoranza, algo que en aquéllos tiempos no se percibía en toda su importancia: los vínculos emocionales que se establecían entre mecánicos y clientes. Piense el querido lector que cuando el cliente llevaba su VeloSolex al Taller, y eso no era cualquier cosa, llevaba su valor más preciado al “médico” (ya se decía entonces aquello de que: todo se puede prestar, menos la Mujer, el Calibre y la VeloSolex) lo cual obligaba a los técnicos citados a mimar, más que reparar, tales VeloSolex “enfermas”. Por todo ello y junto con las parladas correspondientes, en las tertulias a pie de Banco de Pruebas, la relación Técnico-Cliente se iba estrechando cotidianamente hasta llegar a consolidar una amistad que el tiempo haría perenne. Me vienen a la memoria nombres, muchos nombres, de amistades y feligreses de Don Guillermo, forjados en el ámbito de aquél primigenio Taller de tan grata memoria… muchos de aquellos ya fallecidos (QEPD) pero otros bien vivos y coleando, que cuando se acercan ahora a casa de Nany (donde ya solamente queda su recuerdo y su Museo de Motos, donde me encuentro) bien que desean “darme una vueltuca”.
Debo subrayar que mi Don Guillermo como era el profesor de Música del Conjunto Músico-Vocal The Boys (famoso grupo de Rock de aquéllos años) y puesto que Pey se había especializado (bajo la batuta de Nany y Nisio) en VeloSolex, es una obviedad decir que por ese motivo las atenciones que se dispensaron a mi humilde persona (perdón, quise decir, arquitectura motorizada mecánica) eran excelentes. Pey me tenía siempre a punto y en perfecto estado de revista, dado que si no era Don Guille quien me llevaba al Taller, era Pey quien se encargaba de ir a Casa del Cura a buscarme para “meterme mano”… era el precio a pagar por las clases de música de Los Boys, dado que el Sacerdote jamás cobró un duro por las actividades, ajenas a su labor pastoral-sacerdotal, que con tanta dedicación y altruismo realizó.
Don Guillermo, además, era el Capellán de la Fábrica de Nueva Montaña Quijano. En esta Empresa ( un muy importante centro industrial, en aquéllos años ) y en su Capilla de la Fábrica de La Aldea, oficiaba el Cura la Misa Dominical para el personal que trabajaba los Domingos y para toda persona, del pueblo o forastera, que deseara cumplir el precepto dominical católico a las cinco de la madrugada. Por este apunte histórico allí pasé yo tantas horas y tantos fríos… aparcada en la pared exterior de la Capilla.
Ahora que recuerdo… era en dicha fábrica de La Aldea donde, como algunos jefes podían entrar con sus VeloSolex, también se reparaban subrepticiamente “ciertas VeloSolex” aprovechando que había técnicos que sabían de este oficio. En fin pequeñas corruptelas que ante las actuales, parecen “pedetes de monja”.
No me puedo olvidar de la VeloSolex de Bego, la novia de Pey, puesto que, junto conmigo, éramos las “máquinas” mejor cuidadas y “alimentadas” del parque VeloSolíxtico de España y no exagero. A mi, por los lazos del mozo con Don Guillermo y a Bego, por obvias razones…
Puesto que Nany había completado todo el equipamiento necesario para funcionar como Agente Técnico Oficial, del Servicio Oficial de VeloSolex Orbea en la provincia de Santander, era en este taller donde se vendían y reparaban prácticamente todas las VeloSolex del Valle de Buelna y alrededores. Era una estampa cotidiana ver el entorno físico del Taller de Nany atestado de VeloSolex, pendientes estas de reparación y/o revisión. Aunque bien es cierto que había otros pequeños talleres en la zona, que también realizaban esta actividad, Nany se llevaba la palma porque era el “número uno”: por prestigio profesional, su notable carisma y popularidad y, muy especialmente, por la calidad del servicio que ofrecía a sus clientes. Al crecer en demasía la demanda de reparaciones de VeloSolex y puesto que Nany estaba centrado en los Coches, Motocarros y Motos de gran cilindrada, los trabajos correspondientes a VeloSolex y ciclomotores recayeron en los “técnicos auxiliares” de Severiano. Estos eran: el competente y leal Nisio, July ( con el tiempo notable “Maître” del Rte “El Capricho de Gaudí” ) y Pey ( de la Escuela de Aprendices, La Salle Quijano, y guitarrista del entonces grupo musical The Boys ), estos dos últimos hermanos de Nany. Así que eran estos personajes quienes aseguraban a la distinguida clientela un perfecto y completo mantenimiento de sus VeloSolex. Es curioso remembrar y escribir ahora con notable añoranza, algo que en aquéllos tiempos no se percibía en toda su importancia: los vínculos emocionales que se establecían entre mecánicos y clientes. Piense el querido lector que cuando el cliente llevaba su VeloSolex al Taller, y eso no era cualquier cosa, llevaba su valor más preciado al “médico” ( ya se decía entonces aquello de que: todo se puede prestar, menos la Mujer, el Calibre y la VeloSolex ) lo cual obligaba a los técnicos citados a mimar, más que reparar, tales VeloSolex “enfermas”. Por todo ello y junto con las parladas correspondientes, en las tertulias a pie de Banco de Pruebas, la relación Técnico-Cliente se iba estrechando cotidianamente hasta llegar a consolidar una amistad que el tiempo haría perenne. Me vienen a la memoria nombres, muchos nombres, de amistades y feligreses de Don Guillermo, forjados en el ámbito de aquél primigenio Taller de tan grata memoria… muchos de aquellos ya fallecidos (QEPD  pero otros bien vivos y coleando, que cuando se acercan ahora a casa de Nany (donde ya solamente queda su recuerdo y su Museo de Motos, donde me encuentro) bien que desean “darme una vueltuca”. Debo subrayar que mi Don Guillermo como era el profesor de Música del Conjunto Músico-Vocal The Boys (famoso grupo de Rock de aquéllos años) y puesto que Pey se había especializado (bajo la batuta de Nany y Nisio) en VeloSolex, es una obviedad decir que por ese motivo las atenciones que se dispensaron a mi humilde persona (perdón, quise decir, arquitectura motorizada mecánica) eran excelentes. Pey me tenía siempre a punto y en perfecto estado de revista, dado que si no era Don Guille quien me llevaba al Taller, era Pey quien se encargaba de ir a Casa del Cura a buscarme para “meterme mano”… era el precio a pagar por las clases de música de Los Boys, dado que el Sacerdote jamás cobró un duro por las actividades, ajenas a su labor pastoral-sacerdotal, que con tanta dedicación y altruismo realizó. Don Guillermo, además, era el Capellán de la Fábrica de Nueva Montaña Quijano. En esta Empresa (un muy importante centro industrial, en aquéllos años) y en su Capilla de la Fábrica de La Aldea, oficiaba el Cura la Misa Dominical para el personal que trabajaba los Domingos y para toda persona, del pueblo o forastera, que deseara cumplir el precepto dominical católico a las cinco de la madrugada. Por este apunte histórico allí pasé yo tantas horas y tantos fríos… aparcada en la pared exterior de la Capilla. Ahora que recuerdo… era en dicha fábrica de La Aldea donde, como algunos jefes podían entrar con sus VeloSolex, también se reparaban subrepticiamente “ciertas VeloSolex” aprovechando que había técnicos que sabían de este oficio ... En fin pequeñas corruptelas que ante las actuales, parecen “pedetes de monja”. No me puedo olvidar de la VeloSolex de Bego, la novia de Pey, puesto que, junto conmigo, éramos las “máquinas” mejor cuidadas y “alimentadas” del parque VeloSolíxtico de España y no exagero. A mi, por los lazos del mozo con Don Guillermo y a Bego, por obvias razones… Al crecer en demasía la demanda de reparaciones de VeloSolex y puesto que Nany estaba centrado en los Coches, Motocarros y Motos de gran cilindrada, los trabajos correspondientes a VeloSolex y ciclomotores recayeron en los “técnicos auxiliares” de Severiano. Estos eran: el competente y leal Nisio, July (con el tiempo notable “Maître” del Rte “El Capricho de Gaudí”) y Pey (de la Escuela de Aprendices, La Salle Quijano, y guitarrista del entonces grupo musical The Boys), estos dos últimos hermanos de Nany. Así que eran estos personajes quienes aseguraban a la distinguida clientela un perfecto y completo mantenimiento de sus VeloSolex. Es curioso remembrar y escribir ahora con notable añoranza, algo que en aquéllos tiempos no se percibía en toda su importancia: los vínculos emocionales que se establecían entre mecánicos y clientes. Piense el querido lector que cuando el cliente llevaba su VeloSolex al Taller, y eso no era cualquier cosa, llevaba su valor más preciado al “médico” (ya se decía entonces aquello de que: todo se puede prestar, menos la Mujer, el Calibre y la VeloSolex) lo cual obligaba a los técnicos citados a mimar, más que reparar, tales VeloSolex “enfermas”. Por todo ello y junto con las parladas correspondientes, en las tertulias a pie de Banco de Pruebas, la relación Técnico-Cliente se iba estrechando cotidianamente hasta llegar a consolidar una amistad que el tiempo haría perenne. Me vienen a la memoria nombres, muchos nombres, de amistades y feligreses de Don Guillermo, forjados en el ámbito de aquél primigenio Taller de tan grata memoria… muchos de aquellos ya fallecidos (QEPD) pero otros bien vivos y coleando, que cuando se acercan ahora a casa de Nany (donde ya solamente queda su recuerdo y su Museo de Motos, donde me encuentro) bien que desean “darme una vueltuca”. Debo subrayar que mi Don Guillermo como era el profesor de Música del Conjunto Músico-Vocal The Boys (famoso grupo de Rock de aquéllos años) y puesto que Pey se había especializado (bajo la batuta de Nany y Nisio) en VeloSolex, es una obviedad decir que por ese motivo las atenciones que se dispensaron a mi humilde persona (perdón, quise decir, arquitectura motorizada mecánica) eran excelentes. Pey me tenía siempre a punto y en perfecto estado de revista, dado que si no era Don Guille quien me llevaba al Taller, era Pey quien se encargaba de ir a Casa del Cura a buscarme para “meterme mano”… era el precio a pagar por las clases de música de Los Boys, dado que el Sacerdote jamás cobró un duro por las actividades, ajenas a su labor pastoral-sacerdotal, que con tanta dedicación y altruismo realizó. Don Guillermo, además, era el Capellán de la Fábrica de Nueva Montaña Quijano. En esta Empresa (un muy importante centro industrial, en aquéllos años) y en su Capilla de la Fábrica de La Aldea, oficiaba el Cura la Misa Dominical para el personal que trabajaba los Domingos y para toda persona, del pueblo o forastera, que deseara cumplir el precepto dominical católico a las cinco de la madrugada. Por este apunte histórico allí pasé yo tantas horas y tantos fríos… aparcada en la pared exterior de la Capilla. Ahora que recuerdo… era en dicha fábrica de La Aldea donde, como algunos jefes podían entrar con sus VeloSolex, también se reparaban subrepticiamente “ciertas VeloSolex” aprovechando que había técnicos que sabían de este oficio ... En fin pequeñas corruptelas que ante las actuales, parecen “pedetes de monja”. No me puedo olvidar de la VeloSolex de Bego, la novia de Pey, puesto que, junto conmigo, éramos las “máquinas” mejor cuidadas y “alimentadas” del parque VeloSolíxtico de España y no exagero. A mi, por los lazos del mozo con Don Guillermo y a Bego, por obvias razones…



Nany haciendo “ la cabra” en La Garita de Collado de Cieza

Y así transcurrieron aquellos felices años… y mientras las VeloSolex nos convertíamos en ingenios obsoletos (qué manera más cruel de denominar a quienes tanto servimos y tan poco reconocimiento merecimos…) “mi” Don Guille fue trasladado a una Parroquia de Torrelavega y Nany se consolidaba como “notable industrial de la zona”, esto debido a su abandono del ya muy “usado” (este no obsoleto, el pobre) “Garaje Cossío” y su traslado a otro y posteriormente otro emplazamiento e instalaciones, más acordes con los tiempos y las exigencias del mercado y clientes de los años 70 y posteriores… Pero yo seguía siendo la “montura” de mi cura.
Aunque mi vida de servicio con el cura en Torrelavega a quien acompañé fielmente, como Dios manda, en su traslado no difería mucho de la vivida en Los Corrales, sí es cierto que echaba en falta las revisiones y reparaciones en el Taller de Nany. Era por ello que –creo que Don Guillermo también las echaba en falta– con cierta frecuencia nos desplazábamos a Corrales a visitar a Nany… aunque la disculpa que ponía el de la sotana era “que tenía que visitar su antigua parroquia, para instruir a su sustituto en el eclesiástico cargo”. Pero lo cierto era que el cura, reitero, echaba mucho en falta las parladas con Nany y sus “Fieles” ya amigos, de Los Corrales, mientras disfrutaban de la afición a la mecánica que todos compartían… No olvidemos que Don Guillermo, además de ser un buen sacerdote y genial músico-organista, era un más que excelente ingeniero-inventor. De esto podemos dar fe quienes bien le conocimos y disfrutamos de su ciencia e ingenios electro-mecánicos, ópticos y cinematográficos (geniales diversiones para los chavales, sus creaciones de animación cinematográfica).
… Y como Don Guillermo estaba cada vez más absorto en su labor pastoral y docente, en la capital del Besaya; y puesto que su edad y las inclemencias del tiempo le impedían utilizarme como antaño; y como, causa principal, ya disponía de un “600” para sus desplazamientos, el buen cura muy a pesar suyo debía prescindir de mis servicios… Pero no de cualquier manera ¡jamás Don Guillermo me abandonaría en un desguace o me dejaría oxidar en su taller, en el trastero o en el jardín de su casa de la Ciudad Vergel de Torrelavega!… Por tanto no hubo otra mejor decisión que cederme en usufructo a Don Acilino –el cura párroco de la Iglesia de San Ramón, en el Barrio de Lombera, de Los Corrales. Sabia decisión, pues nuestro Don Guille así no me perdía de vista y prolongaba mi vida activa hasta que Don Acilino lo considerase.
Así que seguí frecuentando a Nany y disfrutando de la compañía del entrañable Don Acilito, honorable pastor de almas que tanto ha hecho y sigue haciendo por Los Corrales de Buelna.
Fueron años felices viendo como crecía el pueblo, aunque también hubo años infelices… como cuando íbamos viendo cómo la gran NMQSA se iba fraccionando y desmembrando hasta quedar en lo que hoy queda de ella… Y aquéllas marchas reivindicativas de los trabajadores… Y la diáspora de tantos jóvenes sobradamente preparados, y no tan jóvenes, que buscaban fuera del Valle y hasta fuera de España una vida mejor y más segura… Bueno, mejor no hablar de desafortunados años…
Pasados pocos años… Un mal día, para mí, Don Acilino se presentó ante Nany y le espetó:
–Severiano, puesto que esta abuelita ya flaquea en demasía, procede jubilarla…
–¡Pero bueno! ¿qué le pasa?... con lo que la mimamos, está como nueva –replicó Nany.
–Con franqueza, te diré que me han ofrecido un Vespino que no puedo rechazar –se sinceró el de la sotana.
Ante esto, Nany empezó a comprender… ya casi no era necesaria la explicación que Don Acilito iniciaba:
–Ya sabes Nany, que Don Guillermo siempre te dijo que serías le heredero final de esta, él deseaba que, cuando yo ya no la necesitase, te la diera para que tú la “aprovechases” y siguiera viva por mucho tiempo, contigo. Ya sabes, Don Guille es un sentimental.
Como Nany constató que yo aún podía prestar servicio, de inmediato se puso en contacto con Don Guillermo y le manifestó que era una pena “dar de baja” su VeloSolex. El cura le respondió que él se acercaría a Los Corrales para ver qué hacer. En efecto, Don Guillermo me llevó con él y continuó usándome de vez en cuando, hasta que por falta de atenciones y la avanzada edad de Don Guille, mi deterioro llegó y… Bueno, algo que al principio de estos relatos ya narré con detalle, de como fui a parar a la colección de “vejestorios” en el Taller de Nany, en la Mies del Agua, camino de Somahoz… Buena compañía me hicieron las Ducatti, Montesa Impala; las Guzzy Hispania, Vespas, Lambrettas… y demás joyas de paleolítico inferior del motociclismo del Siglo XX… Allí todas, cada año más viejas, esperábamos con ilusión a que Nany nos metiera mano… Como así fue en su momento. Por ello ahora seguimos luciendo en manos de los amigos cuando la ocasión lo merece… ¡Ay compañeros, pena me ha dado perder a Nany, así que no me falléis nunca vosotros, ahora ya mis amigos¡


… y a la VeloSolex la jubiló el Vespino

 
UNOS ANEXOS…
CURIOSIDADES DE NUESTRAS VELOSOLEX…

 
 



 
 
NANY SIEMPRE CON NOSOTROS…
 
Severiano “Nany” Campuzano Gómez (8.12.1943  -  28.01. 2012 )

 

El “Mini” de Nany (cuadro pintado por Juanma, su hermano. Colección familiar)

Nany Pionero y Maestro …


 … Y estos sus herederos …
 
 

 

 

 

 
Y ALGUNOS AMIGOS ENTRAÑABLES …


Nuestro Honorable Don Acilito, con Tinuco (el Poeta de Somahoz)


Como, lamentablemente no disponemos de fotografías de Don Guillermo Álvarez Rices,

Vayan en su lugar algunas de las obras de arte que realizó nuestro querido Cura
(cortesía de Don Teodoro Arnáiz)
CAPÍTULO SIGUIENTE
 

Pedro J. Mª Campuzano Gómez (MEMORIAS DE UNA VELO-SOLEX) - CAPÍTULO II

Capítulo II
Los años 60, la Década Prodigiosa
 
Como ya vimos anteriormente, nos encontramos a inicios de 1960 con un parque notable de VeloSolex en España. Fue el éxito entre los usuarios, quien que generó la exponencial difusión de la bicicleta motorizada por todos los rincones de la “piel de toro”. Ante ello, la Red de Servicios Técnicos Oficiales “VeloSolex Orbea” fue de inmediato implantada en toda España.
     En la Provincia de Santander ( hoy Cantabria ) la Red, quedó así: en Santander capital “Hnos López” y en Torrelavega “Deportes Bolado”. Presto fue, en el Valle de Buelna, el “Garaje Cossío” donde Nany oficiaba como Mecánico quien se hizo cargo de la venta, mantenimiento y conservación de tales ciclomotores. Quedaba así ya asegurado el Servicio, de VeloSolex, en toda la zona geográfica de influencia del Taller de Jesús Cossío.
 
     Era el bueno de Don Guillermo quien me instruía, respecto a las historias y aconteceres del Valle de Buelna. Por ello yo sabía que en el año 1955 Jesús Cossío –ya mecánico de profesión había alquilado a la “Vda de Minuto” el Garaje de Bicicletas que ella regentaba y gestionaba. Era en este pequeño taller donde Jesús se había formado. En él había trabajado de aprendiz siendo un chaval y allí era donde se había cualificado como mecánico de bicicletas, motos y automóviles.
     Por aquél entonces solamente había, en los Corrales de Buelna, dos sitios a donde acudir para reparar las numerosas bicicletas que rodaban por la zona muchas, pues la mayoría de los trabajadores del Valle acudían a sus Fábricas en bicicleta. Tales lugares eran: El Garaje Collantes y El Garaje Cossío. Pero era el de Cossío el taller que con más clientela contaba, dado el plantel de buenos mecánicos que allí ejercían: el citado Jesús Cossío, excelente Patrón y buen electro-mecánico; Nisio, muy buena persona, incansable trabajador y un profesional eficaz y polivalente; y nuestro querido Nany, ya entonces un experto técnico-mecánico en todo tipo de vehículo a motor, de los que rodaban por España. Eran estos tales valores y credenciales, quienes pesaron notablemente cuando los Distribuidores Oficiales de VeloSolex Orbea seleccionaron y adjudicaron los Talleres Oficiales, en la entonces provincia de Santander.
     Jesús Cossío, al hacerse cargo del Servicio Oficial VeloSolex Orbea, rápidamente equipó su taller de todos los dispositivos, utillajes y herramientas, necesarias para un total Servicio Técnico del ciclomotor. Además, contaba con una excelente documentación técnica y, reiteramos, con lo más importante: un excelente equipo de profesionales y a Nany como reconocido técnico-mecánico-especialista. Así que con la formación previa pertinente, por parte de Orbea, y todo el taller perfectamente equipado  (personas y medios ) la venta de VeloSolex se multiplicó por el Valle. Esto generó las correspondientes y frecuentes visitas al Garaje de Cossío, para las operaciones de mantenimiento y puestas a punto habituales.
 
     Entre todos los elementos auxiliares, necesarios para las reparaciones de las VeloSolex, el más importante por seguridad, ergonomía y comodidad era el Banco de Pruebas y Ensayos. Este medio permitía, sin necesidad de salir a la calle a rodar, arrancar el ciclomotor y realizar todas las reparaciones de manera limpia, ordenada y confortable para el mecánico. Sin el banco de pruebas las dificultades para las reparaciones serían notables, por ello la firma Orbea exigía a sus Talleres Oficiales, imperativamente, el Banco de Pruebas… además de un perfecto equipamiento estándar, como a continuación explicaremos. 
 

Banco de Pruebas, similar al del “Garaje Cossío / Nany”
Es una obviedad… pero solamente con el Banco no se podían reparar ni poner a punto nuestras bicicletas motorizadas, por tanto eran fundamentales otros elementos complementarios:
- Una buena Documentación Técnica.
- Herramientas apropiadas, para las distintas operaciones de desmontaje y montaje.
- Un Almacén de Piezas de Desgaste y Recambios, lo más surtido posible.
En cuanto a la documentación técnica –sin la cual no era posible realizar las reparaciones con rigor y según los protocolos de mantenimiento de la firma VeloSolex– es pertinente indicar que la Firma Orbea había suministrado, a su Red de Talleres Oficiales, un magnífico y completo Dossier Técnico. Este, estaba formado por los distintos despieces, tanto de la Bicicleta como del Motor. Las Nomenclaturas, de los distintos elementos y componentes del Ciclomotor, permitían una perfecta gestión de los recambios. Una Noticia Técnica específica –Manual de Reparación– completaba el soporte documental que precisaban los talleres.
Es de necesario subrayar que el hecho de bien equipar documentalmente, a los Talleres de VeloSolex, era una novedad en aquélla España donde aún no habíamos asumido la necesidad del rigor, permítanme decirlo, científico y la profesionalidad responsable en los talleres de reparación de bicicletas. Estos talleres hacían su trabajo con inventiva e imaginación, basados en las habilidades e improvisaciones de sus profesionales –generalmente aprendices que habían aprendido el oficio de sus abuelos o padres– pero carentes de los procedimientos, normas y metodologías que allende las fronteras ( Francia, Alemania,…) eran de aplicación imperativa. Como había que copiar de los que sabían… Fue la VeloSolex quien aceleró la tecnificación de los talleres de motocicletas. Los franceses de “Solex” tenían experiencia al respecto y esta fue “vendida”, junto con el ciclomotor, a la española “Orbea”
 
Despiece, con las Referencia de las piezas que componían la Bicicleta


Despiece, con la Referencia de las piezas que componían el Motor
 
Sugiero al lector avisado que estudie bien los despieces de la Bicicleta y el Motor, arriba expuestos, con el objeto de constatar la calidad y claridad de estas Fichas Técnicas. Es obvio que esto era algo novedoso en un taller de bicicletas de la época.
Aprovecho para informar de la cualificación técnica de mis queridos Cossío, Nisio y Nany. Estos tenían una buena formación mecánica, adquirida en su aprendizaje con otros mecánicos profesionales y estudiando los textos de la época. Tales textos los conocían casi de memoria, muy especialmente los “Manuales” de Automóviles y de Motocicletas del famoso Manuel Arias–Paz (Coronel de Ingenieros, Profesor y Director de la Escuela de Automovilismo del Ejército español). Así que, con este bagaje, el potencial del Garaje Cossío” permitió un rápido crecimiento del negocio, que se aceleró con la llegada de la VeloSolex y otros ciclomotores y motocicletas… ¿Les suenan?... Mobylette, Vespa, Lambretta,... Pero… ¡Ay, la Mobylette¡
 

Mobylette  Mod. 1949


Mobylettes G.A.C. años 60
 
No puedo olvidarme, en estas memorias, de mis competidoras. En este caso vayan mis gratos recuerdos para la Mobylette. Esta fue quien, allá por aquellos maravillosos 60, irrumpió y con mucha fuerza, en el mercado español de motocicletas de baja cilindrada y menor consumo.
La primera Mobylette fue ideada y construida, en 1949, por un francés llamado Charles Benoit. Este ingeniero era uno de los fundadores de la firma Motobecane –empresa francesa, fabricante de bicicletas y motocicletas– y constató la necesidad de ofrecer a los potenciales usuarios, en una Francia de posguerra, un ciclomotor, también económico, pero más potente que la ya popular VeloSolex. En España fue la firma GAC (Garate Anitua y Cía, de Eibar - Guipuzcoa) quien adquirió la licencia para su fabricación y comercialización. La Mobylette dejó de fabricarse en torno al año 2002… Otra víctima, como la VeloSolex más anteriormente, de la eclosión de los modernos ciclomotores de control electrónico, más silenciosos y menos contaminantes. Vaya desde aquí nuestro cariñoso recuerdo para la inolvidable Mobylette.
 

 
Pero volvamos, después de esta obligada licencia sentimental, a mi historia… Recordemos que ya estamos, bien iniciada la década de los 60, en un “Garaje Cossío” donde se venden y se reparan VeloSolex a esgalla. Desde muy de mañana hasta ya muy de tarde-noche, la actividad en el taller era de locura. El banco de pruebas no descansaba nada más que por la noche… Aún recuerdo haber dormido en el garaje, subido al Banco de Pruebas, varias noches del frío y húmedo invierno Corraliego, dado que Nany no había cumplido su compromiso ( algo que no era infrecuente en el atareado Nany ) de tenerme lista, para Don Gullermo, justo a tiempo. Bueno, queda disculpado… ya que mi dueño, mi querido Cura, jamás pagó un duro, ni una peseta, por las reparaciones donde Cossío realizadas… Ello era debido a que Don Guillermo les compensaba con otros importantes favores… ya hablaré de ello más adelante.
Como percibo a los aficionados “Ciclomoteros” pendientes de alguna información técnica relevante, les hablaré de los problemas y/o averías más frecuentes en las VeloSolex, aprovechando una pequeña anécdota…
Una tarde, de regreso a Los Corrales –después de una visita a Don Pedro, el cura Párroco de la vecina Ucieda (digo vecina, si pensamos en una línea recta que una ambos pueblos y que pase por Collado de Cieza)– mi tubo de escape comenzó a soltar pedorretas y pequeñas explosiones. Al cabo de unos minutos, mi motor se paró de forma definitiva. Ante esto ya estábamos bajando por Las Caldas (habíamos venido por el Alto de San Cipriano) Don Guillermo tuvo que seguir a pedales hasta el Garaje Cossío.
Cuando llegamos al taller, Nany, como siempre, estaba liado con alguno de los Motocarros de los Panaderos (Pilatti y Quico el Churrero) o de Bienvenido el Lechero. Esta función tan importante de mecánico de tales industriales, hacía que Nany priorizara a los anteriores respecto a la clientela no industrial. Ello era obvio ¿como iba él a dejar tirado al lechero, que debía repartir la leche por el Valle puntualmente todos los días, o a los panaderos? … Fue por ello que Nisio tuvo que “meterme mano”, y lo primero que preguntó al Cura fue:
–Don Guillermo ¿donde ha llenado Ud el depósito?
–Pues en Virgen de la Peña –respondió el sacerdote– ¿Por qué lo preguntas?
–Por la sencilla razón de que hay “mucho listo” que no cuida “la mezcla” –sentenció Nisio.
Sepa Ud atento lector, que era de sobra conocida entre el gremio de mecánicos de motocicletas, la capital importancia de la mezcla Gasolina-Aceite SAE 30 para el correcto funcionamiento de los Motores de Dos Tiempos. La pregunta de Nisio al cura, era pertinente: si le habían llenado el depósito con gasolina de mala calidad, con un aceite no especificado y además sin respetar la proporción estipulada por Solex… entonces era asaz fácil realizar el diagnóstico y la correspondiente reparación.
Mientras me reparaba el bueno de Nisio, este charlaba amigablemente con Don Guillermo en torno al problema que me afectaba y los pormenores de la reparación. Fue así como mi “Santo Cura” (notable ingeniero y científico, por otra parte, como en todo el Valle era sabido) se enteró de toda la problemática de los Motores de las VeloSolex,…
Aunque la reparación, en este caso concreto narrado, consistió en limpiar la bujía y ajustar sus electrodos, así como realizar una total limpieza del tubo de escape… paso a pormenorizar y clasificar de forma estructurada, para una mejor comprensión por parte de nuestros lectores, toda la información que Don Guillermo asimiló aquélla tarde…
Averías o Fallos más frecuentes, de fácil diagnóstico y reparación:
- En la Bujía, “Pelo o Perla” o Electrodos gastados. Causa: mala calidad de la mezcla
- Colector / Tubo de Escape, obstruidos por la “carbonilla” La causa, Idem que la anterior.
- Platinos chispeados o “perlados”. Causa: degradación natural de funcionamiento.
- Platinos desajustados o desreglados. Causa: consecuencia de la anterior.
Averías o Fallos menos frecuentes, pero de mayor importancia o complejidad:
- Bujías gastadas. Causa: desgaste normal de funcionamiento.
- Platinos deteriorados. Causa: idem que la anterior.
- Segmentos gastados. Causa: mala calidad de la mezcla (deficiente lubricación de la camisa de la Culata-Cárter del Cilindro) - Camisa y Pistón gripados. Causa: idem que la anterior, incorrecto engrase.
- “Membrana” de la Bomba de Gasolina deteriorada (perforada, gastada y/o “dada de sí”) Causas: Calidad o pureza de la mezcla, calidad de la membrana, suciedad en la mezcla, incorrectos montajes y desmontajes de la bomba…
- Desgaste del “Rodillo Motriz”. Causa: degradación normal por el uso. Este desgaste era parejo con el inferido sobre la cubierta de la rueda delantera del ciclomotor.
Por favor, ruego a los expertos mecánicos, que esto leen, que no se tomen lo anterior como una exhaustiva relación técnica de todas las averías (causas y efectos) de los motores de las VeloSolex, nada más lejos de mi propósito. Lo arriba listado son generalidades, captadas a vuela pluma… en las habituales charlas de Don Guillermo con los mecánicos del Garaje Cossío.


Rodillos Motrices desgastados


Rodillo Motriz nuevo
En los muchos ratos que pasé aparcada en un lateral del garaje o en la pared de la finca de enfrente, esperando me “metieran mano”, me dedicaba a la sana práctica de la observación. Era curioso, a la par que interesante, contemplar a los mecánicos realizando su tarea, al tiempo que mantenían las más variadas pláticas con los clientes.
Procede subrayar que, en aquéllos tiempos, los clientes no llegaban con sus máquinas ( Bicis, VeloSolex y Motos ), las dejaban indicando su problema y se marchaban ( para volver cuando les hubieran indicado que la reparación estaría cumplimentada )… No, no, no, el cliente se quedaba de palique hasta que le repararan su vehículo de dos ruedas (o de tres, en el caso de las Moto-Carro). Por tanto, el Garaje Cossío era uno de los más notables centros de reunión de los “Caballeros Mecánicos” de la época. Actualmente, ya sabe el querido lector, vas al establecimiento, te recibe un Receptor –quien realiza la toma de datos– y te da un documento para que regreses, a por la moto o auto, cuando ellos te indiquen… y ya no vuelves a ver a tu “máquina” hasta que vuelvas a recogerla ¡después de haber pagado la factura correspondiente! por supuesto. Así se funciona ahora. Entonces, en la Década Prodigiosa, era de otra manera, más… digamos… de amigable compadreo y cordial comunicación.
También me satisfacía sobremanera, desde mi citado puesto de observación, contemplar los diferentes modelos de ciclomotores y motocicletas que por el taller pasaban. En cierta ocasión me llamó la atención una VeloSolex francesa… A los pocos días me enteré que pertenecía a Tony, un genial y peculiar italiano… Este había emigrado a Francia y allí había conocido a una española de Los Corrales y juntos habían regresado a España e instalado, ya para siempre, en Los Corrales de Buelna. Mi querido Tony –dotado de notable encanto personal y especial carisma– de inmediato se integró en el ambiente “cosmopolita” del Garaje y allí estrechó lazos duraderos de amistad con todos los amigos moteros y, muy especiales, con Nany, Don Guillermo y el grupo musical que por aquél entonces hacía furor en la provincia: Los Boys, “The Boys” en la propaganda del grupo. Me viene a la memoria este recuerdo, dado que, recopilando datos para estas memorias, me he encontrado en Internet con esta VeloSolex ( foto bajo estas líneas ) que es, diría que idéntica (excepto en el casco sobre el sillín), a la que entonces tanto me agradó. Vaya con esta foto mi grato recuerdo para Tony, que aún luce encanto y figura por el Valle de Buelna, junto a su encantadora esposa.
 
  
Y así pasaban los primeros años de la década… Don Guillermo tocando el órgano en la Iglesia Parroquial de Los Corrales y colaborando con Don Miguel, el Párroco, en las tareas propias de la Parroquia, así como también dedicado a sus estudios y experimentos científicos –desde realizar películas animadas, para la chavalería, hasta diseñar complejos mecanismos e ingenios mecánicos para diferentes aplicaciones (el Belén anual mecanizado, en La Escuela de los Hnos de La Salle, por ejemplo)… Nisio trabajando, además de en el garaje en otras actividades fabriles, al objeto de mejorar los ingresos que le permitirían bien criar con así fue en efecto a su familia (excelente, por otra parte, tanto su esposa como los chavales)… Jesús Cossío progresando, pues había ingresado (como electro-mecánico) en la Fábrica de Nueva Montaña Quijano y además había adquirido un buen automóvil y una plaza de Taxi en el pueblo (demostrando excelente capacidad emprendedora, cualidad original de los de, como él, la zona de Tudanca)… Así que ya tenemos a Jesús Cossío hecho todo un próspero industrial y con tres actividades, pero que eran, a pesar de su entusiasmo y capacidad de trabajo, demasiados frentes a los que atender… Ello obligó a Jesús a pensar en que alguna de tales actividades, con pena naturalmente, debería abandonar. Bueno ¿y Nany?. A nuestro Nany le llegó la “Edad Militar”, esa edad que partía la vida de los jóvenes de entonces y, de alguna manera, los doctoraba ya como hombres (para poder fumar, decir palabrotas, trasnochar y “hacer cosas” con las chavalas del puebluco… que luego tendrían que contar en Confesión a mi Don Guillermo)…


Nany luciendo palmito, en la “Mili”
Así que Nany se nos marcha a la “Mili”. Y como no tenía enchufe, porque su padre no quiso, dado que deseaba que se fortaleciera como hombre fuera de “las faldas” de la madre… pues que le toca en el pertinente sorteo ¡ a Melilla, a África ¡… Lo cual no desagradó del todo al intrépido Severiano. Es pertinente indicar que su padre Julio Campuzano “El Cojo”( apelativo este por faltarle una pierna, perdida en Teruel en el contexto de la denominada “Batalla del Ebro” ) como militar en la reserva y héroe de guerra condecorado tenía “agarres” en el estamento militar y bien podría haberle “enchufado”… en algún destino cómodo en la provincia de Santander, pero bueno, eso es otra historia. Así que Nany acometió con entusiasmo su militar aventura… tomó el “petate”… pasó el estrecho… y se “domicilió” de “caqui” en Melilla.
Para Jesús Cossío fue una notable pérdida la marcha de Nany a África, pues tanto Niso como él se tenían que multiplicar para atender todas las demandas de los clientes. Mientras… al otro lado del Estrecho… nuestro Nany disfrutaba de su vida de milicia y digo disfrutaba, dado que le habían responsabilizado, como acreditado profesional que era, del Taller Mecánico de Automóviles en su Regimiento… Y desde Melilla no paraban de llegar cartas a casa de Jesús. Nany le solicitaba libros y documentación técnica sobre motores de explosión y combustión interna, así como de mecánica general del Automóvil… Así que nuestro Campuzano, mientas “militaba”, continuaba su formación…
En Los Corrales de Buelna pasaban los días, las semanas y los meses… Y el Garaje Cossío seguía, con su frenética actividad, atendiendo a su distinguida clientela. Digo distinguida puesto que por aquél entonces, disponer de una motocicleta en propiedad, aunque fuera una sencilla VeloSolex , era ya un signo externo de buena posición económica. Piense el lector que aunque España estaba saliendo con fuerza de la posguerra, bien cierto era que aún las economías familiares no gozaban de la prosperidad que alcanzarían en las décadas finales del Siglo XX.
 




La VeloSolex de infante en un cuadro de Cintia, una artista de Los Corrales

Deseo ahora explicar algo pendiente… Anteriormente indiqué que mi dueño, Don Guillermo, nunca pagó un duro por las múltiples reparaciones, revisiones y puestas a punto que en el garaje de Cossío me hicieron. Aprovecho este momento para exponer las razones que ello determinaron...
En aquéllos tiempos el acopio de recambios era una actividad no considerada estratégica en las empresas, todo lo contrario a lo que sucede hoy en la actualidad. Cada vez que era necesario un recambio, no existente en el garaje –dado que en el taller de Cossío solamente disponían de lo más común e imprescindible–, procedía desplazarse hasta Torrelavega o Santander, a las Agencias Oficiales de los fabricantes, y allí adquirir el necesario repuesto. Pero si no existía tal repuesto en las Agencias, se presentaban dos opciones: hacer un pedido directamente a la Fábrica, o bien se “buscaba uno la vida” para ver la manera de construir la pieza… Bien, pues es aquí donde intervenía mi querido “Cura”.
Don Guillermo disponía en su casa ( Casa Rectora, anexa al Colegio de los Hermanos de La Salle de Los Corrales de Buelna ) de un muy bien equipado taller mecánico. Este disponía de todo tipo de útiles y máquinas herramientas (tornos, fresas, taladros, mandrinadoras, …) pero con una característica muy especial: todas las máquinas habían sido diseñadas y construidas por él y estaban destinadas al mecanizado de pequeñas piezas de precisión. Dichas piezas estaban destinadas a la multitud de ingenios que el cura proyectaba (máquinas de cine, telescopios, motores para aeromodelos, sistemas de mando de los Belenes Navideños mecanizados, etc)
Así que, visto todo lo anterior, la inferencia es obvia: cuando en el Garaje Cossío se necesitaba con urgencia una determinada pieza ( restaurar o construir ) y era necesario “contratar” a un “fabricante” de emergencia ¿a quién recurrir? … pues claro, acertó Ud amigo lector, a casa de Don Guillermo. Nuestro cura siempre solucionó con presteza y eficacia todos los problemas de este tipo, que a nuestros mecánicos del Garaje Cossío se les presentaban. En tales circunstancias, pregunto ¿quién es el ingrato que osaría presentar una factura, a mi Don Guillermo, por la reparación de su VeloSolex?...
Y mientras al Garaje Cossío seguían llegando las motos y las VeloSolex de Infante el Sastre y del resto de clientes, nuestro Nany seguía en su “Mili” africana… Y Jesús seguía enviándole libros y documentación de Motos y Autos, a lo cual accedía de muy buen grado… dado que en su cabeza tenía una idea que ya fraguaba con firmeza. Y ¿cuál era el proyecto que Cossío alumbraba en su cerebro?… Vaya amigos, se me ha hecho tarde y alguien quiere “darme una vueltuca” por el pueblo… así que dejamos la respuesta para el próximo capítulo. Hasta entonces saludos cordiales y cuento con vuestro afecto, para seguir en los bellos recuerdos de nuestros inolvidables años 60… a bordo de esta VeloSolex que os los cuenta…


Libro de cabecera de Nany durante su Servicio Militar

CAPÍTULO SIGUIENTE

viernes, 4 de octubre de 2013

Pedro J. Mª Campuzano Gómez (MEMORIAS DE UNA VELO-SOLEX) - CAPÍTULO I




Capítulo I
Final de Década, 1950
 

Aunque yo pertenezco al Modelo 1957 de Orbea (empresa de Eibar-Guipúzcoa que fabricó y comercializó, con licencia de la casa madre francesa “Solex”, las Velosolex en España) es pertinente introducir al amable lector, en el contexto histórico donde se gestó y desarrolló este peculiar ciclomotor.
En 1941, en plena II Guerra Mundial, a los franceses Maurice Goudard y Marcel Mennesson se les ocurrió diseñar un motor y adaptarlo a una bicicleta de las habituales en la época. Ello fue debido a la necesidad de agilizar los desplazamientos de la clase trabajadora… sin recursos para vehículos superiores, consecuencia de las penurias obvias en la Francia invadida por Hitler.
El motor en cuestión era de dos tiempos y de una cilindrada de 45 cc. Este se adaptaba de tal forma que su fuerza motriz, que residía en un rodillo estriado, se aplicaba sobre la parte superior de la rueda delantera de la bicicleta y ello hacía que esta girara y propulsara la “bici” sin necesidad de dar pedales. Una palanca permitía bascular y “acoplar / desacoplar” el motor sobre dicha rueda… podemos decir, para entendernos, que así se “embragaba y desembragaba” el motor sobre la rueda.
“Pegado” el rodillo a la rueda y mediante un inicial pedaleo, se producía el arranque del motor. Esto era motivado porque la rueda delantera hacía girar el “rodillo motriz“ y este generaba el “encendido” del motor. Una vez en marcha el motor era el rodillo quien hacía girar la rueda, no siendo ya, por tanto, necesario el pedaleo. Para detener el desplazamiento de la “bicicleta motorizada” se “desembragaba”, esto es, se basculaba la palanca del motor en sentido inverso al de arranque (desacople o separación del rodillo motriz de la rueda delantera) retornando ella a la posición de “punto muerto” motor. Todo ello en combinación con el uso de los frenos. La parada del motor se realizaba cortando, mediante una palanquita en el manillar, la alimentación de combustible al mismo. Este era una mezcla específica de gasolina ( 94 % ) y aceite ( 6 % ), aproximadamente.
Pero realmente no será hasta 1946 cuando la firma Solex (fabricante de Carburadores para los motores de explosión) perfeccione el modelo inicial, la fabrique en serie y la ponga en el mercado. El curioso vehículo sale, por aquél entonces, a la venta con las siguientes características: denominación oficial “Velosolex”, 25 Kg de peso, depósito de gasolina de un litro de capacidad y el citado motor de 45 cc –menos de un caballo de potencia.
Podía recorrer, con el depósito lleno de combustible, 100 K/m a una velocidad de 30 Km/h. Una más que notable autonomía para tan sencillo vehículo. Su precio aproximado, de la época y traducido, era de unas 142 Ptas
Nota: la denominación VeloSolex es la conjunción del vocablo francés “Velo” ( bicicleta, en español ) y el nombre de la empresa fabricante “ Solex”
 

 
En lo que a nosotros concierne, fue la firma Orbea –importante empresa española de bicicletas en Eibar / Guipuzcoa– quien las fabricó y comercializó bajo licencia de Solex France, a partir del año 1957. El modelo que Orbea lanzó al mercado español fue el Tipo 1010, cuyo motor era de 49,9 cc. Este disponía de un depósito de combustible de 1,25 L que permitía, a depósito lleno, recorrer 100 Km a la velocidad de 35 Km/h. Su precio de salida era, aproximadamente, de unas 2000 Ptas de la época. Nota: El precio de una bicicleta, entonces, podía rondar las 500 Ptas.
La eclosión de la Velosolex es ya entonces un hecho imparable en España. El modelo que Orbea lanzó al mercado, rápidamente se empezó a ver por todas las ciudades y poblaciones de aquélla España… País que ya salía ¡ por fin ¡ con fuerza y entusiasmo de una larga y dolorosa posguerra.
La empresa Nueva Montaña Quijano de Santander, ante el éxito de la curiosa bicicleta motorizada adquiere –de la Casa Orbea y en dicho año 1957– una cierta cantidad de Velosolex para sus empleados. Se puede considerar esta iniciativa como una pionera obra social, dado que tales ciclomotores fueron puestos a disposición del personal… a buen precio y a pagar en cómodos plazos. Bueno, pues algunas de tales Velosolex fueron a parar al Valle de Buelna, en concreto a la empresa hermana Forjas de Buelna (FdB) … Y la primera o de las primeras (yo, que quede claro) fue para mi querido cura Don Guillermo, a las sazón coadjutor y organista de la Parroquia de Los Corrales de Buelna…además de Capellán de La Salle Quijano y de las FdB.
Aunque debo indicar (no deseo que se me ofendan seres queridos)  que otras posteriores fueron a dar a las manos y pies de: Don Pedro, el médico vitalicio del pueblo y de la fábrica FdB; Infante, el Sastre; Manolo Peña, el Practicante; Don Acilito, entrañable Sacerdote; Miguel Ángel Rodríguez Sasián (nuestro Lily) y Manolo Balbás Rueda, notables profesionales de las FdB (y ambos tío y cuñado, respectivamente, del autor)… así como de otras personas que no recuerdo… La memoria a mis años, aunque esté bien restaurada por Nany, flaquea, ruego por ello disculpas a los primeros motociclistas, aquí no citados, del Valle de Buelna.



1959 - Manolo Balbás y Miguel Ángel Rodríguez ( Lily ) en sus monturas

Así se publicitaba, entonces, la VeloSolex Orbea:
CARACTERISTICAS GENERALES
1 .- Motor monocilindro, 2 tiempos , 3 lumbreras. Refrigeración por aire. Engrase por mezcla de aceite fluido con gasolina. Cilindrada de 49,9 c.c.
2 .- Carburador Solex 100% estanco sin flotador y sin puntero, nada de llave de gasolina.
3 .- Encendido y alumbrado por volante magnético.
4 .- Blok-motor colocado “a caballo” sobre la rueda delantera y provisto de un capó, arrastre por rodillo.
5 .- Palanca especial de embrague-desembrague.
6 .- Sillín ancho y confortable. Porta-equipajes. Guarda faldas. Soporte la parada.
7 .- Ruedas de 600 x 45 medio balón, tipo especial para VeloSolex ORBEA.
8 .- Cuadro abierto modelo único para señora o caballero.
En esta fotografía, una notable “clienta” del Garaje Cossío. La VeloSolex de Infante “El Sastre” (de Piloto Ignacio, su hijo)



En esta fotografía, una notable “clienta”del Garaje Cossío.
La VeloSolex de Infante “El Sastre” (de Piloto Ignacio, su hijo)
Es natural que en paralelo con la difusión por todo el territorio nacional de la VeloSolex Orbea, se generara la necesidad de disponer de los pertinentes talleres de mantenimiento y conservación para estos ciclomotores. Para ello la firma Orbea se prodigó, por toda la península, impartiendo cursos de formación a los principales talleres y garajes de bicicletas y motos. Estos fueron quienes así aseguraron de inmediato la distribución, venta y el servicio técnico correspondiente. De esta manera quedaba ya garantizada una larga vida para la bici-motorizada, en todos los rincones de España.
Procede indicar que antes de crear la tal estructura organizativa de “Estaciones de Servicio”, la reparación y entretenimiento de las VeloSolex era realizada por los mecánicos de los talleres de motocicletas ya existentes. También los propios usuarios ejercían de mecánicos aficionados. Tales eran las circunstancias del Valle de Buelna, antes de disponer de los Talleres Oficiales Profesionalizados que, con el tiempo, se crearían para las distintas marcas y familias de Motos, Motocicletas y ciclomotores.
Así que ya hemos llegamos a donde quería yo llegar: al Garaje de Nany. Este, en los años 60 y 70, desde su pequeño garaje-taller de “La Rasilla” –Los Corrales de Buelna– ya aseguraba la venta, reparación y mantenimiento de bicicletas, ciclomotores, motos y motocarros (lo correspondiente a los automóviles sería más posterior). Por lo tanto era de sentido común: nadie mejor que el Garaje de Nany (anteriormente Garaje Cosío, donde Nany se Doctoró como mecánico de motos, junto a su gran amigo y compañero Nisio) para asumir el “Servicio Oficial Velosolex” en el Valle de Buelna y entorno… Dicha función le acreditaba como Distribuidor Cualificado y le responsabilizaba, en toda su área de actuación, de la venta, reparación y mantenimiento de VeloSolex… y no sólo las de Orbea, ya que también rodaba alguna francesa por el Valle.



Motor de VeloSolex seccionado

ANEXOS
Y en exclusiva, para nuestros entusiastas y amables lectores, les presentamos el Libro de Instrucciones de manejo y explotación de la VeloSolex.
Nota: Este folleto técnico, editado por Solex France en 1955, fue traducido y distribuido para los Servicios Oficiales VeloSolex-Orbea, con el objeto de ser entregados a los clientes en el momento de la compra de su Bicicleta-Motorizada.
 

Pedro J. Mª Campuzano Gómez (MEMORIAS DE UNA VELO-SOLEX)

Relato en torno a una entrañable historia protagonizada por una Velo-Solex (ciclo-motor, resultante de incorporar a una bicicleta un motor de tracción a rodillo, siendo éste el motriz –mediante acoplamiento, por fricción, sobre la parte superior de la rueda delantera– de la impulsión del biciclo sin necesidad de dar pedales), por “Nany” (que a tantas motos “cuidó”, incluidos estos y otros Ciclomotores) y por las personas que en una entrañable época se movían en torno a un Garaje de Motos, posteriormente de Autos... pero siempre con Motos.
 
 
 
Ilustraciones:
Las fotografías y gráficos que no pertenecen al archivo familiar del autor, han sido tomadas de lo existente en Internet sobre las Velo-Solex (desde aquí nuestro agradecimiento a los diferentes autores y a las firmas Solex de Francia y a la española Orbea)

Prólogo

Cada vez que intuía que él venía, ya que sus firmes pasos y vozarrón inconfundibles bien lo delataban, toda mi deteriorada y oxidada arquitectura –desde la palanca de basculación del agarrotado motor, hasta la rueda trasera pasando por los atrofiados pedales– se contorneaba para llamar la atención del Maestro. La actitud de éste siempre era la misma: me miraba con cariño, apretujaba su bigotazo entre su labio superior y su más que generosa nariz y mascullaba con paternal parsimonia…
–Tranquila abuelita, ya sabes que cuando me jubile tú serás la primera, de entre toda esta panda de preciosidades, a la que meteré mano.
Y allí, en mi rincón de la pequeña nave del “desguace” de Talleres Nany, quedaba yo con mi sueño indefinidamente repetido (desde que mi querido Don Guillermo me “traspasó”, Don Acilino me jubiló y Don Guille finiquitó) de volver ¡ Ay , algún día ! a ser lo que fui. Pero para ello necesitaba que El Maestro “me metiera mano”, mejor dicho “manazas” y tómese esta denominación vulgar no en su sentido peyorativo puesto que Nany era un excelente “manitas” en su actividad profesional sino en su aspecto físico, puesto que Seve (así le llamaban cariñosamente sus hijas  tenía una manos tan grandes que llamaban la atención… parecía increíble que con tales “remos” pudiera realizar las más delicadas intervenciones mecánicas.
Es pertinente indicar que el Taller, de Severiano Campuzano Gómez, “Nany”, era el centro social por antonomasia de toda la variopinta “Familia del Motor” del Valle de Buelna y su entorno provincial. Ello fue fruto de una dilatada y exitosa carrera profesional, acompañada de unas sobresalientes cualidades humanas.
Desde sus precoces inicios como aprendiz de mecánico (ya de muy niño “cambiaba de Colegio” con frecuencia… pues se escapaba de la escuela oficial apara ir a la que de verdad era su Escuela: el taller donde los mecánicos y conductores, de Transportes Gregorio Pérez, realizaban las reparaciones habituales) y hasta su consagración profesional como, posiblemente, uno de los mejores mecánicos de Autos y Motos de España, Nany siempre marcó diferencias en el colectivo gremial. Obviando su fuerte carácter, eran su notable inteligencia, acusada agilidad mental, formación-cualificación profesional excelente, especial agudeza visual y auditiva –asaz experto en el diagnóstico “de oreja”–, sus manazas de artista y su carisma y simpatía personales, las cualidades que le hacían ser muy admirado y querido por sus amigos… y más que respetado por los pocos que no lo eran. Por todo ello, todos los establecimientos donde Severiano ejerció su actividad profesional (desde el primer y humilde taller de bicicletas y motos, en La Rasilla, hasta el gran Taller en la Mies del Agua, tanto como Talleres Mecánicos como en su faceta de Servicios Oficiales Renault, Morris y SEAT) siempre contaron con una numerosa clientela muy afecta y leal. Sus clientes no se sentían como tales, eran amigos.
De dominio público y notorio era la pasión de Nany por las motos. De éstas, poseía una excelente colección de todos los tipos y épocas y en diferentes estados de conservación. Era muy raro no encontrar en sus talleres de automóviles alguna moto, de algún amigo, para reparar o restaurar, tarea a la que dedicaba los pocos ratos libres en los fines de semana.
Era también “Donde Nany” el lugar en que se organizaban todo tipo de eventos y competiciones deportivas, tanto de autos como de motos. Imaginad amigos el cotidiano ambientazo que me rodeaba. Así que puedo afirmar con autoridad que yo vivía mi obligado “letargo” en un muy fenomenal entorno, tanto profesional como deportivo…
Además nunca me faltaban las entrañables visitas de los nostálgicos abuelotes. Estos que me habían visto lucir tipo llevando a mi querido “Cura”, Don Guillermo, por todos los rincones del Valle a realizar su labor pastoral, musical, humanitaria y social.
Fue Don Guillermo quien me llevó –a pedales, pues el motor ya no daba más de sí– no sin gran pena, a “donde Nany” para que éste hiciera lo que considerase conmigo… Literalmente le dijo: “Amigo Nany, para piezas de recambio o, si es posible, una “piadosa restauración”… Consecuencia de que un precioso “Seiscientos” me robara el amor de mi querido Don Guillermo.
Mas como Nany me acogió con cariño –no me desguazó, simplemente me depositó en su “cementerio” de viejas glorias– y había, como ya he precisado, buen ambiente en su Taller, mi disgusto se pasó a los pocos días. Comprendan vuesas mercedes mi inicial pena al ser abandonado, basada en que yo tengo a gala (si alguien no me demuestra lo contrario) el haber sido la primera Velo-Solex que llegó al Valle de Buelna… Así que pudo ser por ello el citado cura, Don Guillermo, el primer “Motocicletero” oficial de Velo-Solex en nuestro Valle de Buelna…
¡Amigos, que esto imprime carácter y uno tiene su orgullo!
Bueno, pues como ya estamos más o menos situados, no procede que me extienda en demasía en lo relativo al “ecosistema” donde transcurrió mi indefinido “descanso”, cuya duración merece ser precisada: desde inicios de los 80 hasta principios del Siglo XXI.
El reposo de una leyenda…
… Mientras, Nany se consagraba en su deporte favorito
Y se sucedieron los años, unos a otros, y los acontecimientos, unos a otros… Así como determinados sucesos varios, tales como algunos problemas de salud del Maestro que me alertaron de que la jubilación de Nany era próxima. Los años, de eso yo sé bastante, nos roban la frescura y el vigor físico y eso no se puede ocultar. Por tanto, algo en el ambiente me indicaba que habría cambios en breve, como así fue en efecto…
Cierto día hubo follón en el taller, tarta y velas incluidas: Nany cumplía los 65 y se jubilaba ¡Coño! (perdón, perdón, Don Guillermo  ¡Albricias, ya me toca que Nany me toque! fue mi grito de júbilo, por el jubileo del Maestro. Así que… ese mismo día le vi entrar en “su desguace” y a todas nos miró con ojos de ilusionado enamorado en su primera escaramuza pasional… Se acercó a mí y, acariciándome cual abuelo primerizo a su linda nieta, dijo:
–¡Ay compañeruca, soy todo tuyo y tu toda mía, así que prepárate¡
Bueno, tenemos que remarcar que Nany tenía, entre otros, un defecto: no sabía decir que no a nadie. Apenas comenzó el proceso de mi laboriosa restauración (limpieza, revisión-selección de piezas, recopilación y/o construcción de recambios originales, etc) que yo creía iba a ser de no muy larga duración, se multiplicaron los compromisos con los amigos: que si este coche me falla, échalo un vistazo; que si la moto racanea; que si necesito que me perites esta compra de una moto del año 36,… Así que, ese no decir que no a nadie fue la causa de que mi sueño se fuera demorando. Bien cierto es que nunca me abandonó del todo, siempre encontraba un ratuco para “meterme mano” y que yo viera que me tenía “in process” (eso me decía, cachondeándose del léxico habitual de su hermano “ el Ejecutivo” de la Renault).

Por fin ya me veía lista ¡otra vez! para volver a lucir tipo por el Valle de Buelna –dado que mi restauración se acercaba a su fin– cuando, un mediodía del otoño del 2011, el Maestro se me acercó triste, cosa muy rara en él. Sus pasos ya no eran tan firmes y su vozarrón había bajado de tono y timbre, acusadamente, en su diapasón. Cuando lo tuve a mi lado pensé ¡Dios mío, te veo bajo de forma Campeón¡… Nany se sentó en la banqueta que me había acompañado durante toda mi restauración y, con acentuada melancolía impresa en sus expresivos ojos, a la par que una templanza y serenidad que me asustaron, me dijo:
–Compañeruca, no podré estrenarte ni pronto ni nunca, me muero amiga mía … tengo eso malo que nadie se atreve a decir en voz alta… pero que tu bien sabes, pues llevaste a Don Guille a dar al Extrema-Unción a muchos, por ello. Ha llegado mi hora, me quedan pocos meses de vida… Me han dicho que con tratamientos podría durar un poquito más, pero ya me conoces… Primero se “marchó” tu “Don Guille”, después mis padres… ahora me toca a mí partir junto a ellos…
Así que Nany me anunciaba otra desgracia, como la acontecida con mi Cura hacía algunos años… ¡ Dios mío, se nos van los mejores… y queda por ahí cada firma … ¡
Aunque el bueno de Nany completó felizmente mi perfecta restauración, apenas pudo disfrutar de su magnífica obra… Fue una fría mañana del 28 de Enero del año de desgracia del 2012 cuando noté un característico alboroto familiar en la casa –no sé si ésta es la expresión correcta, en estos casos… La tristeza, el dolor, se percibían desde mi privilegiada posición (pues lucía, ya totalmente restaurada, en un expositor del Garaje de Nany)… ¿Qué pasa nos preguntábamos en el garaje… Fue una voz femenina, quebrada por el llanto, la que llegó a todos los mudos habitantes del Taller con la dramática, pero temida, respuesta:
–¡ Nany ha muerto ¡
 

 
Mientras el cortejo fúnebre –escoltado por la familia y amigos, desolados, y la multitud de Moteros, tristes, llorosos, en sus monturas– se desplazaba hacia la última morada del Maestro, mis compañeras y yo ( desde la orgullosa Montesa Impala hasta la pizpireta Guzzi 75, pasando por todo el abanico de joyas por Nany restauradas o en proceso ) llorábamos, ya huérfanas, lágrimas de nuestro Líquido Elemento: 95 % gasolina, 5 % aceite SAE 30.
Al regreso, del sepelio, la familia y los íntimos amigos entraron en el Taller a depositar numerosas coronas y ramos de flores. A éstas, que habían acompañado a Severiano hasta su actual destino, las distribuyeron cuidadosamente, cual especial catafalco, por toda la superficie del Taller de Nany.
Los lazos, que adornaban cada corona y cada ramo de flores, indicaban de forma personal y gráfica el cariño, amor y afecto por el familiar y el amigo perdido. Era impresionante aquélla, podemos decir con todo respeto, exposición emocional: la bella colección de ciclomotores y motos escoltando a la más que bella, a la par que numerosa, muestra floral de afecto hacia el Gran Maestro…
Fue al depositar junto a mí aquélla corona de laurel, con la bandera de España y un lazo con la inscripción “Nany siempre nuestro Campeón”, cuando literalmente me derrumbé… Entonces –entiendo que, como reflejo automático de autodefensa o bien para sobreponerme– los recuerdos afloraron…