PINTANDO OTOÑOS
En un pintoresco entorno
un balcón se muestra noble,
su barandilla es de roble
y de castaño los tornos.
En un tendal cuelga ropa
y deja ver entre flecos,
dorarse unos frutos secos
que cayeron de su copa.
Los geranios, los rosales,
declinan en su belleza,
un sauce muestra tibieza
y no cantan los zorzales.
La casona muestra sombras
por sus esquinas de piedra,
en las gárgolas hay hiedra
que va tejiendo su alfombra.
Hasta el blasón del escudo
tiene una letra borrada,
la tarde quieta y callada
en su silencio hace nudos.
Se fueron las golondrinas,
ya no hay ruido en la bolera,
quedan unas agrias endrinas
e higo “hinchón” en las higueras.
Baila entre chopos la brisa,
mezclando hojas con hojas,
que ya marrones o rojas
del Otoño nos avisan.
El bosque se muestra intenso
con sus gamas de acuarela,
el ciervo ya brama tenso,
el cuco está en duermevela.
El arroyo se retuerce,
los caminos dan sus polvos
y existe un ego te absolvo
que en el mismo escajo crece.
La luz apaga la tea
de un verano que se aleja,
la otoñada se recrea
por entre la vid añeja.
Los páramos, los pinares,
en su quietud ya sestean,
los grillos trovan cantares,
las nubes se contonean.
Es un declive engañoso,
pues es la fuerza de un viejo,
es Otoño… pero es tejo,
que en su pereza…es hermoso.
Sólo es fase estacional,
aureola de un reverso,
regalo del Universo
que une principio y final.
Tinuco (septiembre 2011)
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