lunes, 4 de noviembre de 2013

AMÉN - JESTER HAIRSTON

Abilio y Roberto nos proponen esta clásica pieza de góspel en la que se puede apreciar claramente cómo se van incorporando las voces y los distintos tonos. Para recreo de los sentidos.
Amen es un tema gospel compuesto por Jester Hairston, que fue incluido en la película "Lilies of the Field" (Lirios del campo) de 1963.

sábado, 2 de noviembre de 2013

JOTA ARAGONESA POR EL IGOR MOISEEV'S BALLET

Paco nos manda este perfecto ensamble entre la alegría de la música española y la perfección del ballet ruso.
Aunque parezca mentira, esta "Jota Aragonesa", fue creada por el compositor ruso Mikhail Glinka en 1845 durante una visita que realizó a España.

martes, 8 de octubre de 2013

MEMORIAS DE UNA VELOSOLEX

Relato en torno a una entrañable historia, cuyo autor es Pedro J. Mª Campuzano Gómez, como homenaje póstumo “Nany” Campuzano Gómez, protagonizada por una Velo-Solex, por “Nany” y por las personas que en una entrañable época se movían en torno a un Garaje de Motos, como los sacerdote D. Guillermo y D. Acilino, D. Pedro (el médico), Infante (el sastre), Peña (el practicante), Lily, Balbas ….., todos ellos poseedores de una de aquellas máquinas que han dado nombre a esta historia.
Salen también a relucir garajes como el de Nisio, Cossio, Collantes o panaderías como El Churrero o Pilatti.
Situaciones, fotografías y anécdotas que nos trasladan a aquellos años en los que nuestro valle respiraba otros aires más saludables que los actuales, en los que el pleno empleo era la situación de una sociedad en la que imperaban también otros valores morales.

Pedro J. Mª Campuzano Gómez (MEMORIAS DE UNA VELO-SOLEX) - EPÍLOGO

 

Procede concluir esta historia capitulada (de una VeloSolex, de Nany y de otros importantes personajes) con un relato que su protagonista, Tito Lily, contó a nuestro hermano Juanma una tarde, ante unos cafés y unos chupitos de caña de guindas… Lily lo contó, Juanma lo escribió y Pey lo adornó.

Héroes del Valle de Buelna, del Siglo XX
 
Una Ruta en VeloSolex

- Época: Verano del año 1960, mes de Julio.
- Ruta-desafío: Los Corrales de Buelna (Santander) => Aldea Nueva del Codonal (Segovia)
- Distancia: en torno a 300 Km
- Vehículo: VeloSolex Orbea.
- Piloto: El Tío Lily (Miguel Ángel Rodríguez Sasián).

 
 
La historia es la siguiente…
Nuestro protagonista, Miguel Ángel (Lily) Rodríguez Sasián , tenía a la sazón a su hermana Fita casada con Don Ángel, Maestro de Escuela de los de antes, y estos vivían en un pueblo de Segovia donde él ejercía de Maestro Nacional. Pero a principios de 1960 la Superioridad Académica destina a Don Ángel a los Corrales de Buelna, para ejercer de Maestro en el curso 1960-1961. Su cuñado Lily una vez enterado del cambio de destino de sus familiares y con el objeto de ayudarles en su traslado, planeó desplazarse desde Los Corrales hasta el pueblo de Segovia donde residían su hermana y esposo cuando llegase el momento de materializarse el traslado. Lily, excelente técnico mecánico en NMQSA y hombre muy dispuesto y polivalente, deseaba ayudar a su familia en todo lo concerniente a la mudanza, lo cual implicaba, naturalmente, el obligado embalaje y acondicionamiento de los enseres y elementos propiedad del matrimonio que, una vez finalizado el Curso 1959-1960, debían trasladarse al nuevo destino.
Es pertinente reiterar, que nuestro protagonista ha sido y es una persona muy amañada y notablemente hábil en cualquier actividad manual y/o mecánica, por tanto una ayuda muy estimada y apreciada para el Maestro de Escuela y su esposa. Hay que remarcar que, especialmente en aquélla época, las dificultades de un traslado familiar tan distante eran notables a la par que ardua y costosa la tarea. Fue por ello que Lily no se lo pensó dos veces y decidió ponerse en camino hacia su destino segoviano y allí echar una mano a la familia, gesto notablemente generoso por su parte, así es Lily.
Pensad que las alternativas para realizar el viaje en aquél entonces, no era muchas. Había algunas, pero la lentitud y la dependencia de otros (trenes, autobuses, …) era algo lento y engorroso, lo cual no iba con el carácter de nuestro inquieto y entusiasta Lily. Hoy en día es muy fácil recorrer España de extremo a extremo, pero en aquéllos “maravillosos 60” no era tan sencillo, ni tan rápido. Por ello nuestro héroe, con un par, no se complicó la vida y dijo: “para qué buscar alternativas menos eficaces... si yo poseo un vehículo motorizado”.
Miguel Ángel Rodríguez “ Lily “ era propietario de una Velo Solex perfectamente cuidada, mantenida y, en su cualificada opinión, equipada para cualquier singladura. Esta la había comprada de segunda mano en el año 1957, pero sus meticulosos cuidados la tenían como nueva. Así que, con espíritu aventurero y notable entusiasmo determinó acometer su aventura motera, aunque consciente de que la empresa no iba a ser nada fácil. Debemos considerar que este modo peculiar de viajar, hasta su destino, era para él la opción más barata y más rápida (entienda el lector la importancia de “barato” y “rápido”, en años aquellos) por ello su empeño en realizar el viaje en su bicicleta motorizada.
Hasta entonces las rutas de más largo recorrido, realizadas por Miguel Ángel con su VeloSolex, habían sido a Suances la playa más cercana al Valle de Bulena con nuestra tía Juanita (antes novia y a la sazón esposa) detrás, en el soporte. Estos recorridos implicaban, debido a las dificultades de las carreteras de entonces, marchar a veces a motor y a veces de pedaleo… ¡Tilín, Tilán…! o como sea la onomatopeya que define un pedaleo de pedales bien engrasados. Vamos, que lo habitual para Lily era recorrer en su Velo los pueblos y Villas de los alrededores del Valle de Buelna, no más.
Una vez tomada seriamente la decisión de acometer el viaje, Lily se sometió a un entrenamiento y ensayos previos con el objeto de calcular sus posibilidades y estimar los riesgos potenciales. Una persona como Lily nunca saldría de casa sin estar convencido del éxito. Como era obvio, pues bien conocía la determinación y carácter voluntarioso de su marido, su santa esposa Juanita le dio el visto bueno a la singladura, pues no le quedaba otro remedio.
Nota sentimental: Mis tíos, Juanita y Lily, llevaban apenas un año de casados y fue este vuestro servidor-narrador, que hizo su Primera Comunión el día de su boda, quien portó Las Arras en la ceremonia nupcial… Era abril de 1959… ¡Qué fiesta más bonita!. Hermosos recuerdos de aquella boda religiosa, como Dios manda, y el correspondiente banquete y fiesta, con baile incluido, en el Salón Buenos Aires (Cine y Sala de fiestas) de “Quico el Churrero”, el afamado Salón del pueblo, de aquél entonces… ¡Qué recuerdos!


Lily y su esposa Juanita( nuestra Tía ), en 1959
Sigamos… Llega el día de la salida, ya todo preparado y con rumbo a lo conocido ¡Señores, que el mundo sigue siendo redondo!…Y sin revuelo de gran prix, sin cronista, sólo con la moral muy alta, partió a las cuatro de la tarde (se adelantó a los toreros, pero ese es otro cantar y otro contar)… Sobre la rueda trasera de la Velo, dos carteras, cual alforjas, en su rígido metálico soporte… En una de ellas, una lata con dos litros de gasolina mezclada con aceite (provisión de combustible, necesaria); en la otra, el generoso bocadillo de tortilla cocinado por Juanita, con amor, como Dios manda, para la prevista cena (naturalmente que el “bocata” iba sin papel de plata, no había entonces. El papel del periódico “Alerta” cumplía la función de envoltorio)… Y como vestimenta: botas camperas de recio cuero, de media caña; pantalón de pana y una cazadora de cuero de la Legión teñida de color azulado (dicen los cronistas que debido a muchos tintes) ella heredada de un cuñado notable Caballero Legionario del Sahara Español.
Pues así se despidió Lily de Juanita y partió, desde su casa sita en el Barrio de La Hoya de Los Corrales, hacia su destino en Segovia… Le esperaba mucha carretera y manta (como se decía y se dice, vulgarmente) por delante y por detrás.
Una vez dejado atrás el casco urbano de su pueblo, se interno en la Carretera Nacional 611, la de siempre desde los romanos, que le llevaría hacia su meta. El tiempo era bueno, seco y cálido, lo cual era un aspecto a tener en cuenta de cara a asegurar el éxito de la aventura ya iniciada.
Los cálculos que Miguel Ángel había realizado eran sencillos: haciendo una media de 20 Km/h necesitaré unas 15 h para realizar el recorrido total, pero como habrá que hacer noche por el camino y habrá que realizar algunas paradas logísticas, la duración total del viaje puede estar en torno a 24 h. Así que Lily tenía previsto llegar a la casa de su hermana y cuñado en torno a las 4 de la tarde del día siguiente. Por lo tanto, tenía por delante una dura jornada “motera a tope” de 24 h… nada que no pudiera superar nuestro héroe.
Pasado el barrio de Somahoz acometió la “Media Hoz”. Esta sería su primera prueba de resistencia, dadas las pendientes y lo sinuoso de la carretera en aquellos años. A su izquierda nuestro Río Besaya y las vías del “Tren” (ferrocarril Palencia – Santander) le acompañarán largo trecho, con las caricias de la montaña a su diestra… todos testigos mudos de la proeza ya en proceso. Una vez superada con éxito “La Media Hoz” y pasado el Valle de Iguña llega la segunda prueba de resistencia, en este caso unas hoces de verdad: “Las Hoces de Bárcena de Pie de Concha”… lo cual demandó de Lily mucho pedaleo, pues había que ayudar al motor hasta llegar a la industrial y próspera Reinosa.
Elegante fue el paso por el casco urbano de la capital campurriana, también lo fue el cruce del Ebro, por el puente de Carlos III. Después de un buen rato de carretera se acercaba a su tercera prueba. Era ya media tarde cuando se le presenta al frente el mítico Puerto de Pozazal (que hablen aquéllos camioneros de “Goyo Pérez” de las dificultades de pasarlo en el crudo y bien nevado invierno campurriano). Excelente desafío, aunque fuera en verano, como prueba de esfuerzo para el “corazón” de la VeloSolex de Lily. ¡Bufff, costó mucho pedaleo y kilos de sudor, pero se coronó puerto satisfactoriamente¡ Pasado Pozazal llega un trecho de descanso, pues la bajada ya es a toda pastilla hasta el cruce de Mataporquera… Pronto Aguilar, La Villa Galletera, que fue atravesada felizmente envuelto en el aroma celestial de las galletas… Aquél producto te envolvía en una nube de dulzor embriagador (servidor lo recuerda de niño, cuando pasaba por ese tan especial lugar acompañando a los camioneros de “Goyo”)…
Nota: Es lamentable y triste decir que hoy día se nos prive, al atravesar Aguilar, de ese olor tan delicioso que caracterizaba a tan histórica Villa… Las circunvalaciones mediante autovías, las multinacionales y las grandes naves industriales, fuera de la villa, son los responsable de tal dulce, nunca mejor dicho, pérdida.
El vehículo, por el momento, iba perfecto… a su velocidad de crucero. Y el piloto, también por el momento, sin problemas dignos de mención… El sillín de muelles, sin acolchar, un poco incómodo…pero las cosas son como son y Lily tenia resistentes posaderas. El capitoné lo dejamos para el sofá casero… aunque las horas ya pesan y la ruta puede ir trocándose en incómoda…
En Mave, pintoresca localidad de las norteñas montañas palentinas, Lily disfruta de la contemplación de sus cuevas e Iglesia Rupestre y realiza la primera parada. Hay que repostar: un litro de gasolina, con su correspondiente y perfecta mezcla con Aceite SAE 30 ( sencilla y barata operación )… Y como aún no le pide cuentas el estómago, más carretera…
Nota técnica: Recordemos al avisado lector, que una VeloSolex podía recorrer, en terreno llano, 100 Km a una velocidad de 30 Km/h. Es obvio que el consumo de la de Lily en esta ruta era superior, dadas las irregularidades y sinuosidad de la carretera.
Segundo descanso: Osorno, a las nueve de la noche, parada y fonda… es un decir... El bueno de Lily va buscando Posada, cual María y José en belén. En encontrándola, la dueña de la misma procede a acoger al Caballero Cántabro; pero con este exige pernoctar junto a su “montura”, la casera, lozana pero inflexible, se opone a la demanda de nuestro Lily, lo cual es del todo inaceptable para tal Caballero: jamás se separará de su montura. Conociendo a Lily, hay que imaginarse la batalla verbal entre Dama y Caballero no me habría gustado estar allí para escuchar los improperios que llenarían el salón de la Posada en cuestión así que Lily, con su elegancia característica, mandó a hacer puñetas a la buena y tan “caritativa” Sra Castellana. Para calmar su mala leche y en el Bar de la posada, mirando con desprecio a la Dueña, tomó un buen trago de vino en vaso y carretera… Pues ya había tomado la firme decisión de no parar a dormir por el camino. El incidente en la Fonda le había puesto de mala leche y los Rodríguez son gente de carácter… “esta gorda cabrona me ha chafado el plan ¡ no te jode ¡ así que seguiré ruta hasta que el cuerpo aguante”, se dijo.
Determinado su nuevo plan de viaje sin pausa nocturna, a la salida del pueblo y en la paz del crepúsculo castellano, sentado en un banco en las proximidades de la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Osorno donde echó una parlada con el Guardia de Puerta, contándoles los pormenores de su aventura el bocadillo con tragos de vino, fue su reconfortante cena… Ello supuso tranquilizar a Lily e insuflarle ánimos para la empresa que le esperaba: hacer el viaje sin dormir.
Nota: Es de justicia decir que el hecho de estar 24 h sin dormir, no era algo extraño para Lily. Este, en su profesión de experto técnico mecánico en NMQSA, solía pasar jornadas de más de 24 h seguidas en la fábrica cuando alguna urgente e importante reparación lo demandaban. Las personas que profesan el Mantenimiento Industrial saben perfectamente de lo que hablo.
Circular por la noche por aquellos entonces equivalía a ir por el desierto, debido a la escasa, por no decir inexistente, circulación nocturna… De vez en cuando algún solitario camión lanzaba salvas con los faros… suponemos que en honor del heroico caballero de la VeloSolex.
A las dos de la mañana llegada a Palencia, fatigado pero con la moral bien alta. Cerca de la estación de ferrocarril hay en una cafetería, así que, como en el lejano oeste: entrada triunfal del héroe, después de dejar su montura a las puertas del local. La clientela muda (extraño cliente a esas horas, eran otros días y otros tiempos, la noche era sinónimo de descanso ó trabajo, pero nunca de inquietud) … ante esto, un breve monólogo: "buenas noches, un café y un doble de coñac, cuánto le debo y adiós”
Procede volver a llenar el depósito y rellenar la lata de reserva, ya vacía, en la gasolinera cercana a la Estación de Palencia... Muy importante el cumplir rigurosamente el programa logístico.
A la salida de la capital palentina la moto ya no va tan bien… comienza a dar síntomas de racaneo, el motor no va “redondo”, pero Lily quiere llegar hasta Valladolid para allí realizar una gran parada para mantenimiento. No es pertinente ni oportuno hacerlo a estas horas de la noche y en mitad de la carretera, por ello… el tramo hasta la ciudad del Pisuerga es eterno… A marcha lenta lentísima y pedaleando a ratos. A las ocho de la mañana, aproximadamente, llega a Valladolid… ya a pedales, dado que el motor dejó de funcionar en la zona de TAFISA, a unos tres Km. a vista de Valladolid. Heroico trayecto nocturno, pues además de mucho frío (el salto térmico del día a la noche, en la meseta, es notable) menos mal que un impermeable y un sombrero le ayudaron a soportar tales penalidades.
Una vez pasado el Puente Mayor, a la entrada de Valladolid, es necesario, dado el “parón” de la “máquina”, realizar la obligada parada para mantenimiento… Hay que buscar el lugar apropiado. No lo pudo pensar mucho Miguel Ángel, ya que al llegar a Paseo de Zorilla y avistar el frondoso parque del “Campo Grande” parece ser que la VeloSolex se cansó ya del todo, pues se le salió la cadena y terminó el pedaleo… con lo cual ya no había alternativa: el Campo Grande sería el Taller de Reparaciones.
Lily se lo tomó con calma. Volvió a colocar la cadena y se acercó a una cafetería próxima donde los trabajadores de FASA desayunaban durante su descanso laboral, del turno de mañana― y allí desayunó como Dios manda, descansó de la aventura nocturna e hizo acopio de fuerzas y entusiasmo para acometer las tareas siguientes: reparar la Velo, realizar una revisión general y asegurar la mecánica para no tener ya que realizar más paradas.
He de reiterar que nuestro Lily era y es un gran mecánico, muy organizado y previsor a la par que en extremo curioso. Por ello llevaba todas las herramientas necesarias y suficientes, así como los recambios habituales (juntas, bujías, tornillería y accesorios …) para acometer cualquier tipo de reparación que sobre la marcha se le presentase. Es una obviedad decir que Lily conocía perfectamente su VeloSolex, dada la cantidad de veces que la había desmontado entera y especialmente el motor como parte más compleja y delicada. Por todo esto ninguna dificultad se le presentó en el proceso de la reparación y revisión que debía acometer de inmediato.
 
 
 
La reparación consistió en:
Parte Motor: desmontar prácticamente todo el motor; limpiar la culata, colector y tubo de escape de carbonilla; cambiar las juntas de culata, colector y la membrana de la bomba de gasolina (esta es la que había provocado realmente la parada del motor); cambio de bujía, limpieza y ajuste de los “platinos”, así como realizar una puesta a punto del motor (la moto no rendía, racaneaba, antes de pararse). Con la limpieza del circuito de gasolina y el llenado del depósito, quedó perfectamente listo el motor.
Parte Bicicleta: Desmontaje, limpieza y engrase de la cadena; Idem para el plato y piñón; ajuste de frenos; revisión de la presión de los neumáticos y engrase de los bujes de las ruedas.
Con todo lo referido quedó en perfectas condiciones, la VeloSolex y el Piloto, para acometer la última etapa de la singladura.
A las doce del mediodía, de un precioso día y con la Velo ya rodando con alegría, abandonó Lily el Campo Grande de la Cuidad del Pisuerga. Y como procedía, una vez más, realizar el rellenado de la lata de reserva de gasolina, esto lo realizó en una gasolinera a las afueras de Valladolid, en la Carretera de Madrid… Y ya sin parada alguna necesaria, habiendo dejado atrás la Factoría de FASA e industrias de la periferia vallisoletana, nuestro aventurero procedió a adentrarse más aún en la meseta castellana. Ya no había el verde y montañoso paisaje que la noche anterior le había borrado, ahora tenía campos de trigo y cereales, así como extenso pinares en una llanura sin fin… nada que se pareciese a la tierra que a nuestro héroe vio nacer.
Por delante se le presenta la gran recta de Olmedo y aledaños… larga como... casi 40 Km, exagerando un poquito… Aquí el cansancio es brutal, no hay postura, como desde Palencia a Valladolid, pero ahora con el sol en lo alto, duro calor castellano. Las únicas sombras las de los enormes chopos, en tramos… Aquéllos árboles con un rectángulo pintado de blanco, para ser más visibles… ¡Bufff que sudores!… (hasta el narrador se está cociendo de calor)…
Aunque el piloto acusa la fatiga, la soporta con estoicismo, dado que como la “máquina” va como la seda él no va a ser menos ¡ es un Rodríguez ¡ Así que van “comiendo kilómetros” y kilómetros sobre la “raya” de la rubia, en esa estación, cabellera del corazón de Castilla. El problema que ahora se le presentaba, al osado aventurero, era que no había lugar para descansar y tomar un refresco… Tampoco la posibilidad de desviarse, en algún punto, para el cada vez más necesario refrigerio. Cosa esta muy problemática, entonces, por la escasez, mejor dicho, inexistencia, de servicios en carretera.
Pero todo llega… el primer cruce hacia Arévalo, a la derecha… después a la izquierda en dirección a Santa María Real de Nieva, en cuya carretera y a 12 kilómetros se encuentra la ansiada meta ¡ Aldea Nueva del Coronal ¡ Con la moral por los cielos y canturreando canciones montañesas ( ♫ al subir la escaleruca, a una moza me encontré, me encontré, me encontré, ¡cómo estaba! como estaba, … ♫ ) Lily recibió una inyección de entusiasmo, que fue como un bálsamo milagroso que le curó, de la fatiga y falta de sueño acumulado, en un santiamén.
Hacia las tres de la tarde ( una hora de adelanto sobre el horario previsto ) avistó Miguel Ángel Rodríguez Sasián “Lily“ su destino. Para celebrarlo, en el primer Bar que encontró se regaló el más que merecido refrigerio y preceptivo descanso… puesto que no quería presentarse en casa de su familia con mal aspecto ¡Aldea Nueva del Codonal… fin de trayecto!
Nuestro Lily se presentó (perfectamente acicalado, en torno a las cuatro de la tarde) en casa de su hermana y cuñado, con la notable alegría y a la vez sorpresa, por parte se estos, dado que nunca pensaron que Miguel Ángel acometiera y culminara tal aventura.
Aldea Nueva del Coronal ( pueblo cercano a Segovia capital ) tenía por aquél entonces unos cuatrocientos habitantes y detalle a destacar muchas bodegas (cada familia la suya) … algo típico de los pueblos castellanos que, además de autoabastecerse de prácticamente todo lo necesario para la subsistencia, cultivaban la vid y fabricaban su vino desde tiempos inmemoriales. Sus casas de adobe, clima recio, hábitos y costumbres, hacían de sus gentes el prototipo de castellano recio y árido, como la tierra suya… pero también con su peculiar encanto. Hay que bien conocer Castilla para amarla… leamos a los poetas castellanos y ellos nos enseñarán a amarla.
La estancia de Lily en casa de su familia duró quince días, ellos empleados en las tareas ya indicadas para el traslado de enseres, pero también alternados con visitas turísticas por la zona castellana… montando la ya heroica VeloSolex. Los refrescantes baños en el río (entonces no había piscinas por esos lares) y las “visitas culturales” a las bodegas, completaban lo que podíamos denominar, con criterio, “el descanso del guerrero”.
Así que, entre las tareas de la mudanza y el aprovechado turismo, nuestro Lily disfrutó de unos hermosos días con la familia, después de su meritorio Raid en su VeloSolex. El regreso lo realizó en el camión de la mudanza, obviamente junto a su inseparable cabalgadura.
Para este valiente fue una gran experiencia, a contar a sus nietos, como a mi me la ha contado. Espero que os haya gustado.


Lily, con su hijo Miguel Ángel y los hijos de este, en la actualidad
 
Coda, resumen:
Cumplimentado el periplo regresaron sanos y salvos, a Los Corrales de Buelna, Caballero y Cabalgadura.
Tiempo total empleado: 23 H, aprox. Excelente media de velocidad de una VeloSolex, muy difícil mantener por las circunstancias y condiciones de la ruta.
Litros de mezcla consumidos: 4
Alimentación: dos bocadillos y otras bebidas.
Energía mental consumida: está por calcular.
Satisfacción y Entusiasmo, por la proeza realizada: Plenos.
Narración: hace unos meses (Marzo del año en curso)…
Nota final
Sigue…El tío Lily…
Mis tíos hace poco me contaron esto y otras cosas más pero esto es de lo más bonito que yo he escuchado.
Como curiosidad diré que, el tío Lily, jubiló su VeloSolex cuando compró posteriormente una Ducatti 175. Esta brillaba como el oro y aún hoy conserva la pintura original (metalizado en cobre y rojo Burdeos)…una joya. Cuando Lily se cansó de ser motero activo se la regaló a nuestro Maestro Nany, como en su día le prometió… aunque tenía gran cantidad de compradores, la generosidad de Miguel Ángel quedó una vez más de manifiesto con este detalle. Por cierto, la moto sigue en el taller de Nany…
Una anécdota para concluir este relato. Me cuenta que un día iba en su VeloSolex con otro amigo camino de la Vega de Pas, iban en paralelo y charlando tranquilamente, entonces apenas había tráfico alguno… En llegando a un lugar determinado les echó el alto la pareja de la Guardia Civil, que, cumpliendo con su sagrado deber, les pusieron una multa de 25 Ptas. a cada uno: por ir circulando con motos en paralelo… Ni los ruegos ni explicaciones sirvieron… ni, posteriormente, los pliegos de descargo (que fueron cuatro) dieron resultado… Así que tocó pagar y callar, según norma de la Casa Cuartel… a nuestro ya legendario héroe motero.


Lily, con sus sobrinos Juanma y Pey



Lily con su amigo y sobrino político Manolo Balbás (QEPD) en 1959

… Y por todas estas historias y otras más que acontecieron, la legendaria VeloSolex siempre tendrá un lugar en nuestros corazones…
 
Cordialmente, y Nany en nuestro recuerdo, Lily, Juanma y Pey
Los Corrales, Santander, Valladolid y Baiona - Octubre del 2013

Pedro J. Mª Campuzano Gómez (MEMORIAS DE UNA VELO-SOLEX) - CAPÍTULO III

Capítulo III
El Garaje de “Nany”, Centro Social Motero
 
Y un día de primavera ya casi mediada la década de “los sesenta”, Nany (ya recuperado para nuestro relato) regresó de la Mili. El tren procedente de Madrid, con su característico soniquete al acercarse a la Estación, depositó a nuestro recién licenciado soldado a pie de andén. Nada más tocar suelo corraliego en la Estación de la RENFE de la Rasilla, coincidió que su cliente y amigo Don Guillermo (que iba hacia la Farmacia de “Fafa” a por algún medicamento, de los que el cura repartía entre la gente más necesitada) se dio de bruces con él. El cura y el licenciado se abrazaron efusivamente, al tiempo que otros conocidos de ambos, que se habían percatado de la llegada de Nany, se sumaron a los saludos y a las muestras de alegría, preceptivas estas en los recibimientos a los buenos amigos.
Durante el trayecto desde la Estación a la casa paterna de La Aldea, Nany quedó gratamente sorprendido del notable aumento del parque motero del Valle. Habían sido casi dos años fuera del pueblo, durante los cuales el progreso económico había propiciado un notable aumento del parque motero y automovilístico… ¡Amigos, hablamos de la histórica eclosión económica de los años 60, que marcaron época en Los Corrales de Buelna y su entorno socio-económico!
El regreso de Nany, además de celebrado por la familia, amigos y “novietas”, significó un gran alivio para Jesús Cossío, quien a la sazón estaba en exceso agobiado. La gran carga de trabajo que para él suponía El Garaje, el Taxi y su jornada diaria en el Taller Electro-Mecánico de Grúas de la Fábrica de La Aldea (importante Trefilería de NMQSA) añadido a que Jesús ya no era un chaval, le obligaban a tomar una muy pensada e importante decisión… Así que Jesús Cossío ya podía materializar sus planes, aletargados durante la militar ausencia de Nany…
… Fue en el verano de 1965 cuando se gestionó y oficializó la venta del “Garaje Cossío” a Nany. Tanto Jesús Cossío como Julio Campuzano (padre de Nany) facilitaron sobremanera tal traspaso, ya que Jesús no quería “su Garaje” para otro que no fuera Nany y Julio deseaba fervientemente satisfacer la ilusión que vivía en Nany desde su adolescencia: ser propietario de su industria mecánica “Talleres Nany”. Y así fue como bautizó Nany a su recién estrenado negocio, dado que la actividad del Taller ya no se limitaba a bicicletas y motos, sino que se amplió a la reparación y venta de automóviles y cualquiera de los vehículos a motor de la época.
Una vez el Garaje de Cossío (ahora “Talleres Nany, como ya hemos mencionado) en manos de Nany y su plantilla de profesionales, las actividades del negocio se reorganizaron con el objeto de atender, de manera rápida y eficaz, a la numerosa clientela que día a día iba creciendo. Tarea ella que acometió Nany con diligencia y eficiencia, lo cual redundó en un notable incremento de la carga de trabajo. El taller de Nany abría muy de mañana y cerraba muy de tarde-noche. Jamás un cliente que necesitara con urgencia su medio de locomoción a intempestivas horas, quedó sin ser atendido por Severiano en tiempo, calidad y justo precio.
Ya bien pasada la mitad de la década de los 60, llegó un momento en que la “industria” de nuestro Nany era algo más que un taller de reparación de vehículos a motor. El taller de Nany era el centro de reunión, por excelencia, de las “gentes del Deporte del Motor” en el Valle de Buelna y aledaños. Allí acudían todos los propietarios y aficionados a las motos, tanto como clientes como tertulianos, dadas las facilidades que Nany daba para propiciar, en los descansos de su actividad profesional, discusiones sobre rallys, motos, motores y demás temas relacionados con la afición que todos compartían. Y esto era debido a que Nany competía en los habituales circuitos moteros de la época, tanto en velocidad como en Moto-Cross o en el incipiente Trial. Aunque bien, es cierto que su carrera como piloto de la “Moto GP”, de entonces, quedó truncada cuando su padre se enteró de lo peligroso de esta actividad… a raíz de la muerte de un famoso piloto en el Circuito del Sardinero (Santander), clausurado desde entonces por tal accidente.
Aunque lo reiteraré a lo largo de mi relato, es de justicia remarcar, en lo que respecta a esta humilde VeloSolex que esto les narra, que Nany, una vez ya bien involucrado al cien por cien en sus motos de gran cilindrada y automóviles en general, dejó en manos de sus “subalternos” (ya bien cualificados para la tarea ) el cuidado de los ciclomotores de “baja Gama”, entre los que nos encontrábamos las utilitarias pero poco importantes VeloSolex… Y como ello afectó a la peculiar y especial clientela del “solamente quiero que Nany toque mi VeloSolex” los “subalternos” hubieron de ganarse la confianza del cliente… a base de buen hacer y calidad de servicio. El tiempo y los resultados valoraron a tales “secundarios”.
Aunque la pasión de Nany por excelencia siempre fue la Moto, es pertinente también indicar que él alternó tal obsesiva pasión con otra afición en la que destacó durante muchos años: piloto de Rallys. Son bien conocidas sus hazañas a bordo de su “Mini-Morris” (bien preparado y trucado por él mismo para la competición) en las famosas subidas a “Peña Cabarga”, “Bustablao”, “Collado de Cieza”, etc. Por otra parte debemos con orgullo mencionar que fue un pionero en las carreras de Karts y en el mundo del Trial; debemos valorar en su justa medida estas actividades, dado que él mismo diseñaba y fabricaba sus propios Karts, así como preparaba su motos de Trial, inexistentes entonces. Y para muestra de lo indicado, van unos “botones”…


Nany, Copiloto y “Mini” en competición


Pey ( hermano de Nany ) Piloto de Pruebas de un Kart construido por Nany



 
También son dignos de especial mención los eventos artísticos-deportivos que Nany organizaba durantes las típicas fiestas patronales del Valle de Buelna. No había programa de fiestas en aquéllos años en que no figuraran, en lugar especial, las populares “ginkanas” de motos y coches, las exhibiciones moteras, así como los espectáculos de Trial-in Door (antes no lo llamábamos así) en las calles y plazoletas del pueblo.
Incluidos en lo anterior están los populares, entonces institucionalizados, “Desfiles Moteros y Automovilísticos” el día de la fiesta de “San Cristóbal”, patrono de los “Conductores”. Este día era espectacular el paso de las motos del “Garaje de Nany” (por mucho que Nany y familia se empeñaran en denominar a su industria “Talleres Nany”, esta siempre fue para el común de los corraliegos “El Garaje de Nany”) seguidas de los Motocarros de los Panaderos ( Pilatti y el Churrero ) y del Lechero ( Bienvenido ) encabezando el gran desfile del Motor. A las motos y motocarros (de todas las marcas y tipos, incluidas las VeloSolex) artísticamente decoradas y con sus pancartas publicitarias al efecto, les seguían: los relucientes automóviles de amigos y vecinos, también bellamente decorados; todos los Taxis del Valle (Jesús Cossio en cabeza) y cerraban el desfile las Camionetas y Camiones, de los varios transportistas del pueblo, con los conductores de Goyo Pérez y el Asturiano, tocando las bocinas. ¡ Qué espectacular desfile ¡ el cual finalizaba con una “Gran Parada” en el patio de la iglesia y la preceptiva bendición apostólica por parte de Don Guillermo… que también desfilaba en el grupo de las VeloSolex… Se completaba la fiesta con un banquete colectivo… y en la sobremesa, exhibiciones moteras y automovilísticas… y de remate las típicas romería y verbena montañesas, donde, obviamente, faltaría más, el “Pito y Tambor” sonaban desde la “Diana” hasta la “retreta”.
 
 
Estampas de aquellos desfiles de San Cristóbal, con Nany, July, Juanma y amigos
 
Pero volvamos a mis recuerdos en torno a la sin-par VeloSolex…
Puesto que Nany había completado todo el equipamiento necesario para funcionar como Agente Técnico Oficial, del Servicio Oficial de VeloSolex Orbea en la provincia de Santander, era en este taller donde se vendían y reparaban prácticamente todas las VeloSolex del Valle de Buelna y alrededores. Era una estampa cotidiana ver el entorno físico del Taller de Nany atestado de VeloSolex, pendientes estas de reparación y/o revisión. Aunque bien es cierto que había otros pequeños talleres en la zona, que también realizaban esta actividad, Nany se llevaba la palma porque era el “número uno”: por prestigio profesional, su notable carisma y popularidad y, muy especialmente, por la calidad del servicio que ofrecía a sus clientes. Pero volvamos a mis recuerdos en torno a la sin-par VeloSolex… Pero volvamos a mis recuerdos en torno a la sin-par VeloSolex…
Puesto que Nany había completado todo el equipamiento necesario para funcionar como Agente Técnico Oficial, del Servicio Oficial de VeloSolex Orbea en la provincia de Santander, era en este taller donde se vendían y reparaban prácticamente todas las VeloSolex del Valle de Buelna y alrededores. Era una estampa cotidiana ver el entorno físico del Taller de Nany atestado de VeloSolex, pendientes estas de reparación y/o revisión. Aunque bien es cierto que había otros pequeños talleres en la zona, que también realizaban esta actividad, Nany se llevaba la palma porque era el “número uno”: por prestigio profesional, su notable carisma y popularidad y, muy especialmente, por la calidad del servicio que ofrecía a sus clientes.
Al crecer en demasía la demanda de reparaciones de VeloSolex y puesto que Nany estaba centrado en los Coches, Motocarros y Motos de gran cilindrada, los trabajos correspondientes a VeloSolex y ciclomotores recayeron en los “técnicos auxiliares” de Severiano. Estos eran: el competente y leal Nisio, July (con el tiempo notable “Maître” del Rte “El Capricho de Gaudí” y Pey (de la Escuela de Aprendices, La Salle Quijano, y guitarrista del entonces grupo musical The Boys), estos dos últimos hermanos de Nany. Así que eran estos personajes quienes aseguraban a la distinguida clientela un perfecto y completo mantenimiento de sus VeloSolex.
Es curioso remembrar y escribir ahora con notable añoranza, algo que en aquéllos tiempos no se percibía en toda su importancia: los vínculos emocionales que se establecían entre mecánicos y clientes. Piense el querido lector que cuando el cliente llevaba su VeloSolex al Taller, y eso no era cualquier cosa, llevaba su valor más preciado al “médico” (ya se decía entonces aquello de que: todo se puede prestar, menos la Mujer, el Calibre y la VeloSolex) lo cual obligaba a los técnicos citados a mimar, más que reparar, tales VeloSolex “enfermas”. Por todo ello y junto con las parladas correspondientes, en las tertulias a pie de Banco de Pruebas, la relación Técnico-Cliente se iba estrechando cotidianamente hasta llegar a consolidar una amistad que el tiempo haría perenne. Me vienen a la memoria nombres, muchos nombres, de amistades y feligreses de Don Guillermo, forjados en el ámbito de aquél primigenio Taller de tan grata memoria… muchos de aquellos ya fallecidos (QEPD) pero otros bien vivos y coleando, que cuando se acercan ahora a casa de Nany (donde ya solamente queda su recuerdo y su Museo de Motos, donde me encuentro) bien que desean “darme una vueltuca”.
Debo subrayar que mi Don Guillermo como era el profesor de Música del Conjunto Músico-Vocal The Boys (famoso grupo de Rock de aquéllos años) y puesto que Pey se había especializado (bajo la batuta de Nany y Nisio) en VeloSolex, es una obviedad decir que por ese motivo las atenciones que se dispensaron a mi humilde persona (perdón, quise decir, arquitectura motorizada mecánica) eran excelentes. Pey me tenía siempre a punto y en perfecto estado de revista, dado que si no era Don Guille quien me llevaba al Taller, era Pey quien se encargaba de ir a Casa del Cura a buscarme para “meterme mano”… era el precio a pagar por las clases de música de Los Boys, dado que el Sacerdote jamás cobró un duro por las actividades, ajenas a su labor pastoral-sacerdotal, que con tanta dedicación y altruismo realizó.
Don Guillermo, además, era el Capellán de la Fábrica de Nueva Montaña Quijano. En esta Empresa ( un muy importante centro industrial, en aquéllos años ) y en su Capilla de la Fábrica de La Aldea, oficiaba el Cura la Misa Dominical para el personal que trabajaba los Domingos y para toda persona, del pueblo o forastera, que deseara cumplir el precepto dominical católico a las cinco de la madrugada. Por este apunte histórico allí pasé yo tantas horas y tantos fríos… aparcada en la pared exterior de la Capilla.
Ahora que recuerdo… era en dicha fábrica de La Aldea donde, como algunos jefes podían entrar con sus VeloSolex, también se reparaban subrepticiamente “ciertas VeloSolex” aprovechando que había técnicos que sabían de este oficio. En fin pequeñas corruptelas que ante las actuales, parecen “pedetes de monja”.
No me puedo olvidar de la VeloSolex de Bego, la novia de Pey, puesto que, junto conmigo, éramos las “máquinas” mejor cuidadas y “alimentadas” del parque VeloSolíxtico de España y no exagero. A mi, por los lazos del mozo con Don Guillermo y a Bego, por obvias razones…
Puesto que Nany había completado todo el equipamiento necesario para funcionar como Agente Técnico Oficial, del Servicio Oficial de VeloSolex Orbea en la provincia de Santander, era en este taller donde se vendían y reparaban prácticamente todas las VeloSolex del Valle de Buelna y alrededores. Era una estampa cotidiana ver el entorno físico del Taller de Nany atestado de VeloSolex, pendientes estas de reparación y/o revisión. Aunque bien es cierto que había otros pequeños talleres en la zona, que también realizaban esta actividad, Nany se llevaba la palma porque era el “número uno”: por prestigio profesional, su notable carisma y popularidad y, muy especialmente, por la calidad del servicio que ofrecía a sus clientes. Al crecer en demasía la demanda de reparaciones de VeloSolex y puesto que Nany estaba centrado en los Coches, Motocarros y Motos de gran cilindrada, los trabajos correspondientes a VeloSolex y ciclomotores recayeron en los “técnicos auxiliares” de Severiano. Estos eran: el competente y leal Nisio, July ( con el tiempo notable “Maître” del Rte “El Capricho de Gaudí” ) y Pey ( de la Escuela de Aprendices, La Salle Quijano, y guitarrista del entonces grupo musical The Boys ), estos dos últimos hermanos de Nany. Así que eran estos personajes quienes aseguraban a la distinguida clientela un perfecto y completo mantenimiento de sus VeloSolex. Es curioso remembrar y escribir ahora con notable añoranza, algo que en aquéllos tiempos no se percibía en toda su importancia: los vínculos emocionales que se establecían entre mecánicos y clientes. Piense el querido lector que cuando el cliente llevaba su VeloSolex al Taller, y eso no era cualquier cosa, llevaba su valor más preciado al “médico” ( ya se decía entonces aquello de que: todo se puede prestar, menos la Mujer, el Calibre y la VeloSolex ) lo cual obligaba a los técnicos citados a mimar, más que reparar, tales VeloSolex “enfermas”. Por todo ello y junto con las parladas correspondientes, en las tertulias a pie de Banco de Pruebas, la relación Técnico-Cliente se iba estrechando cotidianamente hasta llegar a consolidar una amistad que el tiempo haría perenne. Me vienen a la memoria nombres, muchos nombres, de amistades y feligreses de Don Guillermo, forjados en el ámbito de aquél primigenio Taller de tan grata memoria… muchos de aquellos ya fallecidos (QEPD  pero otros bien vivos y coleando, que cuando se acercan ahora a casa de Nany (donde ya solamente queda su recuerdo y su Museo de Motos, donde me encuentro) bien que desean “darme una vueltuca”. Debo subrayar que mi Don Guillermo como era el profesor de Música del Conjunto Músico-Vocal The Boys (famoso grupo de Rock de aquéllos años) y puesto que Pey se había especializado (bajo la batuta de Nany y Nisio) en VeloSolex, es una obviedad decir que por ese motivo las atenciones que se dispensaron a mi humilde persona (perdón, quise decir, arquitectura motorizada mecánica) eran excelentes. Pey me tenía siempre a punto y en perfecto estado de revista, dado que si no era Don Guille quien me llevaba al Taller, era Pey quien se encargaba de ir a Casa del Cura a buscarme para “meterme mano”… era el precio a pagar por las clases de música de Los Boys, dado que el Sacerdote jamás cobró un duro por las actividades, ajenas a su labor pastoral-sacerdotal, que con tanta dedicación y altruismo realizó. Don Guillermo, además, era el Capellán de la Fábrica de Nueva Montaña Quijano. En esta Empresa (un muy importante centro industrial, en aquéllos años) y en su Capilla de la Fábrica de La Aldea, oficiaba el Cura la Misa Dominical para el personal que trabajaba los Domingos y para toda persona, del pueblo o forastera, que deseara cumplir el precepto dominical católico a las cinco de la madrugada. Por este apunte histórico allí pasé yo tantas horas y tantos fríos… aparcada en la pared exterior de la Capilla. Ahora que recuerdo… era en dicha fábrica de La Aldea donde, como algunos jefes podían entrar con sus VeloSolex, también se reparaban subrepticiamente “ciertas VeloSolex” aprovechando que había técnicos que sabían de este oficio ... En fin pequeñas corruptelas que ante las actuales, parecen “pedetes de monja”. No me puedo olvidar de la VeloSolex de Bego, la novia de Pey, puesto que, junto conmigo, éramos las “máquinas” mejor cuidadas y “alimentadas” del parque VeloSolíxtico de España y no exagero. A mi, por los lazos del mozo con Don Guillermo y a Bego, por obvias razones… Al crecer en demasía la demanda de reparaciones de VeloSolex y puesto que Nany estaba centrado en los Coches, Motocarros y Motos de gran cilindrada, los trabajos correspondientes a VeloSolex y ciclomotores recayeron en los “técnicos auxiliares” de Severiano. Estos eran: el competente y leal Nisio, July (con el tiempo notable “Maître” del Rte “El Capricho de Gaudí”) y Pey (de la Escuela de Aprendices, La Salle Quijano, y guitarrista del entonces grupo musical The Boys), estos dos últimos hermanos de Nany. Así que eran estos personajes quienes aseguraban a la distinguida clientela un perfecto y completo mantenimiento de sus VeloSolex. Es curioso remembrar y escribir ahora con notable añoranza, algo que en aquéllos tiempos no se percibía en toda su importancia: los vínculos emocionales que se establecían entre mecánicos y clientes. Piense el querido lector que cuando el cliente llevaba su VeloSolex al Taller, y eso no era cualquier cosa, llevaba su valor más preciado al “médico” (ya se decía entonces aquello de que: todo se puede prestar, menos la Mujer, el Calibre y la VeloSolex) lo cual obligaba a los técnicos citados a mimar, más que reparar, tales VeloSolex “enfermas”. Por todo ello y junto con las parladas correspondientes, en las tertulias a pie de Banco de Pruebas, la relación Técnico-Cliente se iba estrechando cotidianamente hasta llegar a consolidar una amistad que el tiempo haría perenne. Me vienen a la memoria nombres, muchos nombres, de amistades y feligreses de Don Guillermo, forjados en el ámbito de aquél primigenio Taller de tan grata memoria… muchos de aquellos ya fallecidos (QEPD) pero otros bien vivos y coleando, que cuando se acercan ahora a casa de Nany (donde ya solamente queda su recuerdo y su Museo de Motos, donde me encuentro) bien que desean “darme una vueltuca”. Debo subrayar que mi Don Guillermo como era el profesor de Música del Conjunto Músico-Vocal The Boys (famoso grupo de Rock de aquéllos años) y puesto que Pey se había especializado (bajo la batuta de Nany y Nisio) en VeloSolex, es una obviedad decir que por ese motivo las atenciones que se dispensaron a mi humilde persona (perdón, quise decir, arquitectura motorizada mecánica) eran excelentes. Pey me tenía siempre a punto y en perfecto estado de revista, dado que si no era Don Guille quien me llevaba al Taller, era Pey quien se encargaba de ir a Casa del Cura a buscarme para “meterme mano”… era el precio a pagar por las clases de música de Los Boys, dado que el Sacerdote jamás cobró un duro por las actividades, ajenas a su labor pastoral-sacerdotal, que con tanta dedicación y altruismo realizó. Don Guillermo, además, era el Capellán de la Fábrica de Nueva Montaña Quijano. En esta Empresa (un muy importante centro industrial, en aquéllos años) y en su Capilla de la Fábrica de La Aldea, oficiaba el Cura la Misa Dominical para el personal que trabajaba los Domingos y para toda persona, del pueblo o forastera, que deseara cumplir el precepto dominical católico a las cinco de la madrugada. Por este apunte histórico allí pasé yo tantas horas y tantos fríos… aparcada en la pared exterior de la Capilla. Ahora que recuerdo… era en dicha fábrica de La Aldea donde, como algunos jefes podían entrar con sus VeloSolex, también se reparaban subrepticiamente “ciertas VeloSolex” aprovechando que había técnicos que sabían de este oficio ... En fin pequeñas corruptelas que ante las actuales, parecen “pedetes de monja”. No me puedo olvidar de la VeloSolex de Bego, la novia de Pey, puesto que, junto conmigo, éramos las “máquinas” mejor cuidadas y “alimentadas” del parque VeloSolíxtico de España y no exagero. A mi, por los lazos del mozo con Don Guillermo y a Bego, por obvias razones…



Nany haciendo “ la cabra” en La Garita de Collado de Cieza

Y así transcurrieron aquellos felices años… y mientras las VeloSolex nos convertíamos en ingenios obsoletos (qué manera más cruel de denominar a quienes tanto servimos y tan poco reconocimiento merecimos…) “mi” Don Guille fue trasladado a una Parroquia de Torrelavega y Nany se consolidaba como “notable industrial de la zona”, esto debido a su abandono del ya muy “usado” (este no obsoleto, el pobre) “Garaje Cossío” y su traslado a otro y posteriormente otro emplazamiento e instalaciones, más acordes con los tiempos y las exigencias del mercado y clientes de los años 70 y posteriores… Pero yo seguía siendo la “montura” de mi cura.
Aunque mi vida de servicio con el cura en Torrelavega a quien acompañé fielmente, como Dios manda, en su traslado no difería mucho de la vivida en Los Corrales, sí es cierto que echaba en falta las revisiones y reparaciones en el Taller de Nany. Era por ello que –creo que Don Guillermo también las echaba en falta– con cierta frecuencia nos desplazábamos a Corrales a visitar a Nany… aunque la disculpa que ponía el de la sotana era “que tenía que visitar su antigua parroquia, para instruir a su sustituto en el eclesiástico cargo”. Pero lo cierto era que el cura, reitero, echaba mucho en falta las parladas con Nany y sus “Fieles” ya amigos, de Los Corrales, mientras disfrutaban de la afición a la mecánica que todos compartían… No olvidemos que Don Guillermo, además de ser un buen sacerdote y genial músico-organista, era un más que excelente ingeniero-inventor. De esto podemos dar fe quienes bien le conocimos y disfrutamos de su ciencia e ingenios electro-mecánicos, ópticos y cinematográficos (geniales diversiones para los chavales, sus creaciones de animación cinematográfica).
… Y como Don Guillermo estaba cada vez más absorto en su labor pastoral y docente, en la capital del Besaya; y puesto que su edad y las inclemencias del tiempo le impedían utilizarme como antaño; y como, causa principal, ya disponía de un “600” para sus desplazamientos, el buen cura muy a pesar suyo debía prescindir de mis servicios… Pero no de cualquier manera ¡jamás Don Guillermo me abandonaría en un desguace o me dejaría oxidar en su taller, en el trastero o en el jardín de su casa de la Ciudad Vergel de Torrelavega!… Por tanto no hubo otra mejor decisión que cederme en usufructo a Don Acilino –el cura párroco de la Iglesia de San Ramón, en el Barrio de Lombera, de Los Corrales. Sabia decisión, pues nuestro Don Guille así no me perdía de vista y prolongaba mi vida activa hasta que Don Acilino lo considerase.
Así que seguí frecuentando a Nany y disfrutando de la compañía del entrañable Don Acilito, honorable pastor de almas que tanto ha hecho y sigue haciendo por Los Corrales de Buelna.
Fueron años felices viendo como crecía el pueblo, aunque también hubo años infelices… como cuando íbamos viendo cómo la gran NMQSA se iba fraccionando y desmembrando hasta quedar en lo que hoy queda de ella… Y aquéllas marchas reivindicativas de los trabajadores… Y la diáspora de tantos jóvenes sobradamente preparados, y no tan jóvenes, que buscaban fuera del Valle y hasta fuera de España una vida mejor y más segura… Bueno, mejor no hablar de desafortunados años…
Pasados pocos años… Un mal día, para mí, Don Acilino se presentó ante Nany y le espetó:
–Severiano, puesto que esta abuelita ya flaquea en demasía, procede jubilarla…
–¡Pero bueno! ¿qué le pasa?... con lo que la mimamos, está como nueva –replicó Nany.
–Con franqueza, te diré que me han ofrecido un Vespino que no puedo rechazar –se sinceró el de la sotana.
Ante esto, Nany empezó a comprender… ya casi no era necesaria la explicación que Don Acilito iniciaba:
–Ya sabes Nany, que Don Guillermo siempre te dijo que serías le heredero final de esta, él deseaba que, cuando yo ya no la necesitase, te la diera para que tú la “aprovechases” y siguiera viva por mucho tiempo, contigo. Ya sabes, Don Guille es un sentimental.
Como Nany constató que yo aún podía prestar servicio, de inmediato se puso en contacto con Don Guillermo y le manifestó que era una pena “dar de baja” su VeloSolex. El cura le respondió que él se acercaría a Los Corrales para ver qué hacer. En efecto, Don Guillermo me llevó con él y continuó usándome de vez en cuando, hasta que por falta de atenciones y la avanzada edad de Don Guille, mi deterioro llegó y… Bueno, algo que al principio de estos relatos ya narré con detalle, de como fui a parar a la colección de “vejestorios” en el Taller de Nany, en la Mies del Agua, camino de Somahoz… Buena compañía me hicieron las Ducatti, Montesa Impala; las Guzzy Hispania, Vespas, Lambrettas… y demás joyas de paleolítico inferior del motociclismo del Siglo XX… Allí todas, cada año más viejas, esperábamos con ilusión a que Nany nos metiera mano… Como así fue en su momento. Por ello ahora seguimos luciendo en manos de los amigos cuando la ocasión lo merece… ¡Ay compañeros, pena me ha dado perder a Nany, así que no me falléis nunca vosotros, ahora ya mis amigos¡


… y a la VeloSolex la jubiló el Vespino

 
UNOS ANEXOS…
CURIOSIDADES DE NUESTRAS VELOSOLEX…

 
 



 
 
NANY SIEMPRE CON NOSOTROS…
 
Severiano “Nany” Campuzano Gómez (8.12.1943  -  28.01. 2012 )

 

El “Mini” de Nany (cuadro pintado por Juanma, su hermano. Colección familiar)

Nany Pionero y Maestro …


 … Y estos sus herederos …
 
 

 

 

 

 
Y ALGUNOS AMIGOS ENTRAÑABLES …


Nuestro Honorable Don Acilito, con Tinuco (el Poeta de Somahoz)


Como, lamentablemente no disponemos de fotografías de Don Guillermo Álvarez Rices,

Vayan en su lugar algunas de las obras de arte que realizó nuestro querido Cura
(cortesía de Don Teodoro Arnáiz)
CAPÍTULO SIGUIENTE
 

Pedro J. Mª Campuzano Gómez (MEMORIAS DE UNA VELO-SOLEX) - CAPÍTULO II

Capítulo II
Los años 60, la Década Prodigiosa
 
Como ya vimos anteriormente, nos encontramos a inicios de 1960 con un parque notable de VeloSolex en España. Fue el éxito entre los usuarios, quien que generó la exponencial difusión de la bicicleta motorizada por todos los rincones de la “piel de toro”. Ante ello, la Red de Servicios Técnicos Oficiales “VeloSolex Orbea” fue de inmediato implantada en toda España.
     En la Provincia de Santander ( hoy Cantabria ) la Red, quedó así: en Santander capital “Hnos López” y en Torrelavega “Deportes Bolado”. Presto fue, en el Valle de Buelna, el “Garaje Cossío” donde Nany oficiaba como Mecánico quien se hizo cargo de la venta, mantenimiento y conservación de tales ciclomotores. Quedaba así ya asegurado el Servicio, de VeloSolex, en toda la zona geográfica de influencia del Taller de Jesús Cossío.
 
     Era el bueno de Don Guillermo quien me instruía, respecto a las historias y aconteceres del Valle de Buelna. Por ello yo sabía que en el año 1955 Jesús Cossío –ya mecánico de profesión había alquilado a la “Vda de Minuto” el Garaje de Bicicletas que ella regentaba y gestionaba. Era en este pequeño taller donde Jesús se había formado. En él había trabajado de aprendiz siendo un chaval y allí era donde se había cualificado como mecánico de bicicletas, motos y automóviles.
     Por aquél entonces solamente había, en los Corrales de Buelna, dos sitios a donde acudir para reparar las numerosas bicicletas que rodaban por la zona muchas, pues la mayoría de los trabajadores del Valle acudían a sus Fábricas en bicicleta. Tales lugares eran: El Garaje Collantes y El Garaje Cossío. Pero era el de Cossío el taller que con más clientela contaba, dado el plantel de buenos mecánicos que allí ejercían: el citado Jesús Cossío, excelente Patrón y buen electro-mecánico; Nisio, muy buena persona, incansable trabajador y un profesional eficaz y polivalente; y nuestro querido Nany, ya entonces un experto técnico-mecánico en todo tipo de vehículo a motor, de los que rodaban por España. Eran estos tales valores y credenciales, quienes pesaron notablemente cuando los Distribuidores Oficiales de VeloSolex Orbea seleccionaron y adjudicaron los Talleres Oficiales, en la entonces provincia de Santander.
     Jesús Cossío, al hacerse cargo del Servicio Oficial VeloSolex Orbea, rápidamente equipó su taller de todos los dispositivos, utillajes y herramientas, necesarias para un total Servicio Técnico del ciclomotor. Además, contaba con una excelente documentación técnica y, reiteramos, con lo más importante: un excelente equipo de profesionales y a Nany como reconocido técnico-mecánico-especialista. Así que con la formación previa pertinente, por parte de Orbea, y todo el taller perfectamente equipado  (personas y medios ) la venta de VeloSolex se multiplicó por el Valle. Esto generó las correspondientes y frecuentes visitas al Garaje de Cossío, para las operaciones de mantenimiento y puestas a punto habituales.
 
     Entre todos los elementos auxiliares, necesarios para las reparaciones de las VeloSolex, el más importante por seguridad, ergonomía y comodidad era el Banco de Pruebas y Ensayos. Este medio permitía, sin necesidad de salir a la calle a rodar, arrancar el ciclomotor y realizar todas las reparaciones de manera limpia, ordenada y confortable para el mecánico. Sin el banco de pruebas las dificultades para las reparaciones serían notables, por ello la firma Orbea exigía a sus Talleres Oficiales, imperativamente, el Banco de Pruebas… además de un perfecto equipamiento estándar, como a continuación explicaremos. 
 

Banco de Pruebas, similar al del “Garaje Cossío / Nany”
Es una obviedad… pero solamente con el Banco no se podían reparar ni poner a punto nuestras bicicletas motorizadas, por tanto eran fundamentales otros elementos complementarios:
- Una buena Documentación Técnica.
- Herramientas apropiadas, para las distintas operaciones de desmontaje y montaje.
- Un Almacén de Piezas de Desgaste y Recambios, lo más surtido posible.
En cuanto a la documentación técnica –sin la cual no era posible realizar las reparaciones con rigor y según los protocolos de mantenimiento de la firma VeloSolex– es pertinente indicar que la Firma Orbea había suministrado, a su Red de Talleres Oficiales, un magnífico y completo Dossier Técnico. Este, estaba formado por los distintos despieces, tanto de la Bicicleta como del Motor. Las Nomenclaturas, de los distintos elementos y componentes del Ciclomotor, permitían una perfecta gestión de los recambios. Una Noticia Técnica específica –Manual de Reparación– completaba el soporte documental que precisaban los talleres.
Es de necesario subrayar que el hecho de bien equipar documentalmente, a los Talleres de VeloSolex, era una novedad en aquélla España donde aún no habíamos asumido la necesidad del rigor, permítanme decirlo, científico y la profesionalidad responsable en los talleres de reparación de bicicletas. Estos talleres hacían su trabajo con inventiva e imaginación, basados en las habilidades e improvisaciones de sus profesionales –generalmente aprendices que habían aprendido el oficio de sus abuelos o padres– pero carentes de los procedimientos, normas y metodologías que allende las fronteras ( Francia, Alemania,…) eran de aplicación imperativa. Como había que copiar de los que sabían… Fue la VeloSolex quien aceleró la tecnificación de los talleres de motocicletas. Los franceses de “Solex” tenían experiencia al respecto y esta fue “vendida”, junto con el ciclomotor, a la española “Orbea”
 
Despiece, con las Referencia de las piezas que componían la Bicicleta


Despiece, con la Referencia de las piezas que componían el Motor
 
Sugiero al lector avisado que estudie bien los despieces de la Bicicleta y el Motor, arriba expuestos, con el objeto de constatar la calidad y claridad de estas Fichas Técnicas. Es obvio que esto era algo novedoso en un taller de bicicletas de la época.
Aprovecho para informar de la cualificación técnica de mis queridos Cossío, Nisio y Nany. Estos tenían una buena formación mecánica, adquirida en su aprendizaje con otros mecánicos profesionales y estudiando los textos de la época. Tales textos los conocían casi de memoria, muy especialmente los “Manuales” de Automóviles y de Motocicletas del famoso Manuel Arias–Paz (Coronel de Ingenieros, Profesor y Director de la Escuela de Automovilismo del Ejército español). Así que, con este bagaje, el potencial del Garaje Cossío” permitió un rápido crecimiento del negocio, que se aceleró con la llegada de la VeloSolex y otros ciclomotores y motocicletas… ¿Les suenan?... Mobylette, Vespa, Lambretta,... Pero… ¡Ay, la Mobylette¡
 

Mobylette  Mod. 1949


Mobylettes G.A.C. años 60
 
No puedo olvidarme, en estas memorias, de mis competidoras. En este caso vayan mis gratos recuerdos para la Mobylette. Esta fue quien, allá por aquellos maravillosos 60, irrumpió y con mucha fuerza, en el mercado español de motocicletas de baja cilindrada y menor consumo.
La primera Mobylette fue ideada y construida, en 1949, por un francés llamado Charles Benoit. Este ingeniero era uno de los fundadores de la firma Motobecane –empresa francesa, fabricante de bicicletas y motocicletas– y constató la necesidad de ofrecer a los potenciales usuarios, en una Francia de posguerra, un ciclomotor, también económico, pero más potente que la ya popular VeloSolex. En España fue la firma GAC (Garate Anitua y Cía, de Eibar - Guipuzcoa) quien adquirió la licencia para su fabricación y comercialización. La Mobylette dejó de fabricarse en torno al año 2002… Otra víctima, como la VeloSolex más anteriormente, de la eclosión de los modernos ciclomotores de control electrónico, más silenciosos y menos contaminantes. Vaya desde aquí nuestro cariñoso recuerdo para la inolvidable Mobylette.
 

 
Pero volvamos, después de esta obligada licencia sentimental, a mi historia… Recordemos que ya estamos, bien iniciada la década de los 60, en un “Garaje Cossío” donde se venden y se reparan VeloSolex a esgalla. Desde muy de mañana hasta ya muy de tarde-noche, la actividad en el taller era de locura. El banco de pruebas no descansaba nada más que por la noche… Aún recuerdo haber dormido en el garaje, subido al Banco de Pruebas, varias noches del frío y húmedo invierno Corraliego, dado que Nany no había cumplido su compromiso ( algo que no era infrecuente en el atareado Nany ) de tenerme lista, para Don Gullermo, justo a tiempo. Bueno, queda disculpado… ya que mi dueño, mi querido Cura, jamás pagó un duro, ni una peseta, por las reparaciones donde Cossío realizadas… Ello era debido a que Don Guillermo les compensaba con otros importantes favores… ya hablaré de ello más adelante.
Como percibo a los aficionados “Ciclomoteros” pendientes de alguna información técnica relevante, les hablaré de los problemas y/o averías más frecuentes en las VeloSolex, aprovechando una pequeña anécdota…
Una tarde, de regreso a Los Corrales –después de una visita a Don Pedro, el cura Párroco de la vecina Ucieda (digo vecina, si pensamos en una línea recta que una ambos pueblos y que pase por Collado de Cieza)– mi tubo de escape comenzó a soltar pedorretas y pequeñas explosiones. Al cabo de unos minutos, mi motor se paró de forma definitiva. Ante esto ya estábamos bajando por Las Caldas (habíamos venido por el Alto de San Cipriano) Don Guillermo tuvo que seguir a pedales hasta el Garaje Cossío.
Cuando llegamos al taller, Nany, como siempre, estaba liado con alguno de los Motocarros de los Panaderos (Pilatti y Quico el Churrero) o de Bienvenido el Lechero. Esta función tan importante de mecánico de tales industriales, hacía que Nany priorizara a los anteriores respecto a la clientela no industrial. Ello era obvio ¿como iba él a dejar tirado al lechero, que debía repartir la leche por el Valle puntualmente todos los días, o a los panaderos? … Fue por ello que Nisio tuvo que “meterme mano”, y lo primero que preguntó al Cura fue:
–Don Guillermo ¿donde ha llenado Ud el depósito?
–Pues en Virgen de la Peña –respondió el sacerdote– ¿Por qué lo preguntas?
–Por la sencilla razón de que hay “mucho listo” que no cuida “la mezcla” –sentenció Nisio.
Sepa Ud atento lector, que era de sobra conocida entre el gremio de mecánicos de motocicletas, la capital importancia de la mezcla Gasolina-Aceite SAE 30 para el correcto funcionamiento de los Motores de Dos Tiempos. La pregunta de Nisio al cura, era pertinente: si le habían llenado el depósito con gasolina de mala calidad, con un aceite no especificado y además sin respetar la proporción estipulada por Solex… entonces era asaz fácil realizar el diagnóstico y la correspondiente reparación.
Mientras me reparaba el bueno de Nisio, este charlaba amigablemente con Don Guillermo en torno al problema que me afectaba y los pormenores de la reparación. Fue así como mi “Santo Cura” (notable ingeniero y científico, por otra parte, como en todo el Valle era sabido) se enteró de toda la problemática de los Motores de las VeloSolex,…
Aunque la reparación, en este caso concreto narrado, consistió en limpiar la bujía y ajustar sus electrodos, así como realizar una total limpieza del tubo de escape… paso a pormenorizar y clasificar de forma estructurada, para una mejor comprensión por parte de nuestros lectores, toda la información que Don Guillermo asimiló aquélla tarde…
Averías o Fallos más frecuentes, de fácil diagnóstico y reparación:
- En la Bujía, “Pelo o Perla” o Electrodos gastados. Causa: mala calidad de la mezcla
- Colector / Tubo de Escape, obstruidos por la “carbonilla” La causa, Idem que la anterior.
- Platinos chispeados o “perlados”. Causa: degradación natural de funcionamiento.
- Platinos desajustados o desreglados. Causa: consecuencia de la anterior.
Averías o Fallos menos frecuentes, pero de mayor importancia o complejidad:
- Bujías gastadas. Causa: desgaste normal de funcionamiento.
- Platinos deteriorados. Causa: idem que la anterior.
- Segmentos gastados. Causa: mala calidad de la mezcla (deficiente lubricación de la camisa de la Culata-Cárter del Cilindro) - Camisa y Pistón gripados. Causa: idem que la anterior, incorrecto engrase.
- “Membrana” de la Bomba de Gasolina deteriorada (perforada, gastada y/o “dada de sí”) Causas: Calidad o pureza de la mezcla, calidad de la membrana, suciedad en la mezcla, incorrectos montajes y desmontajes de la bomba…
- Desgaste del “Rodillo Motriz”. Causa: degradación normal por el uso. Este desgaste era parejo con el inferido sobre la cubierta de la rueda delantera del ciclomotor.
Por favor, ruego a los expertos mecánicos, que esto leen, que no se tomen lo anterior como una exhaustiva relación técnica de todas las averías (causas y efectos) de los motores de las VeloSolex, nada más lejos de mi propósito. Lo arriba listado son generalidades, captadas a vuela pluma… en las habituales charlas de Don Guillermo con los mecánicos del Garaje Cossío.


Rodillos Motrices desgastados


Rodillo Motriz nuevo
En los muchos ratos que pasé aparcada en un lateral del garaje o en la pared de la finca de enfrente, esperando me “metieran mano”, me dedicaba a la sana práctica de la observación. Era curioso, a la par que interesante, contemplar a los mecánicos realizando su tarea, al tiempo que mantenían las más variadas pláticas con los clientes.
Procede subrayar que, en aquéllos tiempos, los clientes no llegaban con sus máquinas ( Bicis, VeloSolex y Motos ), las dejaban indicando su problema y se marchaban ( para volver cuando les hubieran indicado que la reparación estaría cumplimentada )… No, no, no, el cliente se quedaba de palique hasta que le repararan su vehículo de dos ruedas (o de tres, en el caso de las Moto-Carro). Por tanto, el Garaje Cossío era uno de los más notables centros de reunión de los “Caballeros Mecánicos” de la época. Actualmente, ya sabe el querido lector, vas al establecimiento, te recibe un Receptor –quien realiza la toma de datos– y te da un documento para que regreses, a por la moto o auto, cuando ellos te indiquen… y ya no vuelves a ver a tu “máquina” hasta que vuelvas a recogerla ¡después de haber pagado la factura correspondiente! por supuesto. Así se funciona ahora. Entonces, en la Década Prodigiosa, era de otra manera, más… digamos… de amigable compadreo y cordial comunicación.
También me satisfacía sobremanera, desde mi citado puesto de observación, contemplar los diferentes modelos de ciclomotores y motocicletas que por el taller pasaban. En cierta ocasión me llamó la atención una VeloSolex francesa… A los pocos días me enteré que pertenecía a Tony, un genial y peculiar italiano… Este había emigrado a Francia y allí había conocido a una española de Los Corrales y juntos habían regresado a España e instalado, ya para siempre, en Los Corrales de Buelna. Mi querido Tony –dotado de notable encanto personal y especial carisma– de inmediato se integró en el ambiente “cosmopolita” del Garaje y allí estrechó lazos duraderos de amistad con todos los amigos moteros y, muy especiales, con Nany, Don Guillermo y el grupo musical que por aquél entonces hacía furor en la provincia: Los Boys, “The Boys” en la propaganda del grupo. Me viene a la memoria este recuerdo, dado que, recopilando datos para estas memorias, me he encontrado en Internet con esta VeloSolex ( foto bajo estas líneas ) que es, diría que idéntica (excepto en el casco sobre el sillín), a la que entonces tanto me agradó. Vaya con esta foto mi grato recuerdo para Tony, que aún luce encanto y figura por el Valle de Buelna, junto a su encantadora esposa.
 
  
Y así pasaban los primeros años de la década… Don Guillermo tocando el órgano en la Iglesia Parroquial de Los Corrales y colaborando con Don Miguel, el Párroco, en las tareas propias de la Parroquia, así como también dedicado a sus estudios y experimentos científicos –desde realizar películas animadas, para la chavalería, hasta diseñar complejos mecanismos e ingenios mecánicos para diferentes aplicaciones (el Belén anual mecanizado, en La Escuela de los Hnos de La Salle, por ejemplo)… Nisio trabajando, además de en el garaje en otras actividades fabriles, al objeto de mejorar los ingresos que le permitirían bien criar con así fue en efecto a su familia (excelente, por otra parte, tanto su esposa como los chavales)… Jesús Cossío progresando, pues había ingresado (como electro-mecánico) en la Fábrica de Nueva Montaña Quijano y además había adquirido un buen automóvil y una plaza de Taxi en el pueblo (demostrando excelente capacidad emprendedora, cualidad original de los de, como él, la zona de Tudanca)… Así que ya tenemos a Jesús Cossío hecho todo un próspero industrial y con tres actividades, pero que eran, a pesar de su entusiasmo y capacidad de trabajo, demasiados frentes a los que atender… Ello obligó a Jesús a pensar en que alguna de tales actividades, con pena naturalmente, debería abandonar. Bueno ¿y Nany?. A nuestro Nany le llegó la “Edad Militar”, esa edad que partía la vida de los jóvenes de entonces y, de alguna manera, los doctoraba ya como hombres (para poder fumar, decir palabrotas, trasnochar y “hacer cosas” con las chavalas del puebluco… que luego tendrían que contar en Confesión a mi Don Guillermo)…


Nany luciendo palmito, en la “Mili”
Así que Nany se nos marcha a la “Mili”. Y como no tenía enchufe, porque su padre no quiso, dado que deseaba que se fortaleciera como hombre fuera de “las faldas” de la madre… pues que le toca en el pertinente sorteo ¡ a Melilla, a África ¡… Lo cual no desagradó del todo al intrépido Severiano. Es pertinente indicar que su padre Julio Campuzano “El Cojo”( apelativo este por faltarle una pierna, perdida en Teruel en el contexto de la denominada “Batalla del Ebro” ) como militar en la reserva y héroe de guerra condecorado tenía “agarres” en el estamento militar y bien podría haberle “enchufado”… en algún destino cómodo en la provincia de Santander, pero bueno, eso es otra historia. Así que Nany acometió con entusiasmo su militar aventura… tomó el “petate”… pasó el estrecho… y se “domicilió” de “caqui” en Melilla.
Para Jesús Cossío fue una notable pérdida la marcha de Nany a África, pues tanto Niso como él se tenían que multiplicar para atender todas las demandas de los clientes. Mientras… al otro lado del Estrecho… nuestro Nany disfrutaba de su vida de milicia y digo disfrutaba, dado que le habían responsabilizado, como acreditado profesional que era, del Taller Mecánico de Automóviles en su Regimiento… Y desde Melilla no paraban de llegar cartas a casa de Jesús. Nany le solicitaba libros y documentación técnica sobre motores de explosión y combustión interna, así como de mecánica general del Automóvil… Así que nuestro Campuzano, mientas “militaba”, continuaba su formación…
En Los Corrales de Buelna pasaban los días, las semanas y los meses… Y el Garaje Cossío seguía, con su frenética actividad, atendiendo a su distinguida clientela. Digo distinguida puesto que por aquél entonces, disponer de una motocicleta en propiedad, aunque fuera una sencilla VeloSolex , era ya un signo externo de buena posición económica. Piense el lector que aunque España estaba saliendo con fuerza de la posguerra, bien cierto era que aún las economías familiares no gozaban de la prosperidad que alcanzarían en las décadas finales del Siglo XX.
 




La VeloSolex de infante en un cuadro de Cintia, una artista de Los Corrales

Deseo ahora explicar algo pendiente… Anteriormente indiqué que mi dueño, Don Guillermo, nunca pagó un duro por las múltiples reparaciones, revisiones y puestas a punto que en el garaje de Cossío me hicieron. Aprovecho este momento para exponer las razones que ello determinaron...
En aquéllos tiempos el acopio de recambios era una actividad no considerada estratégica en las empresas, todo lo contrario a lo que sucede hoy en la actualidad. Cada vez que era necesario un recambio, no existente en el garaje –dado que en el taller de Cossío solamente disponían de lo más común e imprescindible–, procedía desplazarse hasta Torrelavega o Santander, a las Agencias Oficiales de los fabricantes, y allí adquirir el necesario repuesto. Pero si no existía tal repuesto en las Agencias, se presentaban dos opciones: hacer un pedido directamente a la Fábrica, o bien se “buscaba uno la vida” para ver la manera de construir la pieza… Bien, pues es aquí donde intervenía mi querido “Cura”.
Don Guillermo disponía en su casa ( Casa Rectora, anexa al Colegio de los Hermanos de La Salle de Los Corrales de Buelna ) de un muy bien equipado taller mecánico. Este disponía de todo tipo de útiles y máquinas herramientas (tornos, fresas, taladros, mandrinadoras, …) pero con una característica muy especial: todas las máquinas habían sido diseñadas y construidas por él y estaban destinadas al mecanizado de pequeñas piezas de precisión. Dichas piezas estaban destinadas a la multitud de ingenios que el cura proyectaba (máquinas de cine, telescopios, motores para aeromodelos, sistemas de mando de los Belenes Navideños mecanizados, etc)
Así que, visto todo lo anterior, la inferencia es obvia: cuando en el Garaje Cossío se necesitaba con urgencia una determinada pieza ( restaurar o construir ) y era necesario “contratar” a un “fabricante” de emergencia ¿a quién recurrir? … pues claro, acertó Ud amigo lector, a casa de Don Guillermo. Nuestro cura siempre solucionó con presteza y eficacia todos los problemas de este tipo, que a nuestros mecánicos del Garaje Cossío se les presentaban. En tales circunstancias, pregunto ¿quién es el ingrato que osaría presentar una factura, a mi Don Guillermo, por la reparación de su VeloSolex?...
Y mientras al Garaje Cossío seguían llegando las motos y las VeloSolex de Infante el Sastre y del resto de clientes, nuestro Nany seguía en su “Mili” africana… Y Jesús seguía enviándole libros y documentación de Motos y Autos, a lo cual accedía de muy buen grado… dado que en su cabeza tenía una idea que ya fraguaba con firmeza. Y ¿cuál era el proyecto que Cossío alumbraba en su cerebro?… Vaya amigos, se me ha hecho tarde y alguien quiere “darme una vueltuca” por el pueblo… así que dejamos la respuesta para el próximo capítulo. Hasta entonces saludos cordiales y cuento con vuestro afecto, para seguir en los bellos recuerdos de nuestros inolvidables años 60… a bordo de esta VeloSolex que os los cuenta…


Libro de cabecera de Nany durante su Servicio Militar

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