domingo, 28 de febrero de 2010

LAS MARZAS



Video de los marceros de Torrelavega en la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asuncion el 28-2-2009



Las Marzas por la Peña Los Papis, de Los Corrales de Buelna.

viernes, 19 de febrero de 2010

RIGOLETTO (VERDI): La donna è mobile


En un baile en la corte del duque de Mantua, el jorobado bufón Rigoletto se burla de los cortesanos mientras el desenfrenado Duque coquetea con las mujeres de éstos. El bufón se ríe a la vez que les inventa planes para que planeen su venganza contra el Duque. El conde Monterone suplica al Duque que le entregue a su deshonrada hija, pero es cruelmente ridiculizado por Rigoletto. Enfurecido, Monterone pidió al cielo que cayera una maldición sobre el aterrorizado bufón.
Afuera de su casa, Rigoletto encuentra a Sparafucile, un asesino profesional, pero le dice que no necesita de sus servicios. Rigoletto previene a su hija y la obliga a permanecer encerrada en su casa. Ella no le revela a su padre que se ha enamorado de un apuesto joven que conoció camino a la iglesia. El objeto de sus aflicciones es el Duque, quien aparece en cuanto Rigoletto se va de la casa, sobornando a la niñera de Gilda a recibirlo y a hablarle bien de él a Gilda. El la engaña a ella diciéndole que es un pobre estudiante. Luego de su partida, los cortesanos llegan para raptar a Gilda, creyendo que es la amante de Rigoletto. Ellos engañan al bufón para que los ayude, haciéndole creer que es la Condesa Ceprano a quien están raptando de la casa vecina. Cuando él se da cuenta lo que ha ocurrido, queda sumamente aturdido y recuerda la maldición.
Los cortesanos describen el rapto de Gilda al Duque. El cual se siente encantado al descubrir que ella ha sido llevada a su palacio y lo espera en su habitación. Entra Rigoletto al palacio fingiendo indiferencia pero buscando desesperadamente signos del paradero de su hija. Cuando se entera de lo que realmente sucedía, primero comienza a maldecir, pero luego ruega a los cortesanos que le devuelvan a su hija. Gilda aparece y Rigoletto jura venganza al Duque.

miércoles, 17 de febrero de 2010

LA TRAVIATA

Violeta, distinguida cortesana parisiense, se enamora de Alfredo Germont, con el cual se va a vivir a una quinta próxima a París. El padre de Alfredo intenta que su hijo vuelva a la vida ordenada, y, convencido de que el amor puede más que su autoridad, se humilla y va a rogar a la amada de su hijo que termine aquellas relaciones que tanto perjudican a Alfredo. Violeta convence al anciano de la sinceridad de su amor, y, sacrificándolo por el bien de su amado, se va de la casa y deja escrita una carta frívola y cruel. Alfredo, herido por el desengaño y picado por los celos, ofende grave y públicamente a Violeta, y entonces su padre le explica lo sucedido y la grandeza del amor de ésta.
Alfredo va a ver a Violeta para pedirle perdón. Violeta está muy enferma, y sólo le quedan unas pocas horas de vida. En éstas, ambos recuerdan la época buena de su amor, y Violeta muere en sus brazos.

A MALIAÑO

ENTRE FLORES Y POESÍA

Permitidme, os lo ruego,
que ante quien con tanta maestría
convierte el sentimiento en poesía
me rinda y me quite el sombrero

Pues desde aquí proclamar yo quiero
que la flor, a pesar de su belleza,
jamás suplirá, lo digo con certeza,
el gozo del amor verdadero.

Y para expresarlo prefiero
acudir a la poesía,
que es como elevar al cielo

con estas pobres palabras mías,
la esperanza que yo anhelo
de amarnos hasta el fin de nuestros días.


Maliaño, febrero de 2010



A MALIAÑO

Me has pedido una opinión
y yo Paulino respondo:
que en éste Mundo redondo,
siempre hay más de un campeón.

Tu amigo lo ha demostrado,
al menos en la poesía.
Me gustó lo que decía
y lo bien que está rimado.

Nos muestra cómo las flores
a pesar de ser bonitas,
van quedando pequeñitas,
si compiten con amores.

Y en sus frases muy completas
y de exquisito calado,
me ha dejado demostrado
que vale para poeta.

Por mi parte yo le animo
a que escriba todo el año,
y que en el club le admitimos,
con el nombre de Maliaño.

Tinuco

sábado, 13 de febrero de 2010

CARMEN

CARMEN (BIZET)
Don José es sargento de un regimiento de Dragones. Carmen es una cigarrera nacida para el amor… variado. Todos la cortejan. Y ella, que se ve despreciada por don José, se enamora de éste. A consecuencia de una reyerta, es detenida y puesta bajo la custodia de don José, al que seduce, consiguiendo que le deje escapar. El sargento es castigado por la fuga.
De acuerdo Carmen con unos contrabandistas, incita a don José a la rebeldía. Ésta surge casi espontáneamente, porque la fatalidad pone al sargento espada en mano frente a un teniente requebrador. Y apenas ha logrado aún la coqueta enamorar al sargento, cuando ya se insinúa su interés por Escamillo, el torero de moda.
Don José se ha ido con Carmen y los contrabandistas. Esta allá en la sierra, a la vista de la frontera. Desde allí ve su pueblo, donde vive su madre. Pero su sobresaltado corazón -que ya se resiente de la frialdad de Carmen- no le deja sosiego para pensar en nadie más que en esta mujer y en los posibles rivales. Para acabar de ponerlo en ascuas se presenta en la serranía Escamillo. Hay un desafío interrumpido por Carmen. Arde en celos don José. Con todo, cuando Micaela le trae la noticia de que su madre está agonizando, se marcha, rabioso y amenazador.
Ya está Escamillo en el favor. Hay una gran corrida de toros. En los luminosos alrededores de la plaza de la Maestranza, a la misma orilla del Guadalquivir, aparecen Escamillo -que mata aquella tarde- y Carmen. Una amiga dice a ésta que entre el público está don José. Pero -¡eterno efecto vital del amor!- Carmen, como está enamorada no tiene miedo. Es ella la que habla, y dice a don José que se vaya y la olvide porque quiere a otro. El amante dolorido, exhorta, ruega, se queja, amenaza… Todo inútil… Y Carmen no tiembla ante la muerte que asoma. Para colmar la desesperación de don José, en un movimiento suicida, tira al suelo el anillo que éste le había regalado, y el sargento apuñala a Carmen. Se oye el tumulto que en la plaza produce una buena estocada. Y Carmen cae en el momento en que llega a buscarla el triunfador Escamillo.