La Asociación de La Salle, después del traslado del grupo a Santander, mantuvo un equipo durante algunas temporadas más participando en los campeonatos regionales consiguiendo el campeonato provincial. Tras una fase de Sector, que se celebró en León, le dio derecho a jugar la Promoción de Ascenso ante un gran equipo, como era el Crevillente de Alicante.
El ascenso no estaba nada fácil para los corraliegos puesto que estaban obligados a ganar al Crevillente por una ventaja superior a los 6 goles que los alicantinos habían cobrado de ventaja una semana anterior en su feudo (20-14)
Que la empresa no era fácil quedó demostrado desde el principio, ya que el Crevillente venía dispuesto a vivir de esa renta. No obstante los comienzos fueron esperanzadores para los nuestros ya que a los 5 minutos ya ganaban 2-0. Pero el tiempo transcurría y esa ventaja no aumentaba. A falta de 5 minutos para el descanso lograron una esperanzadora renta de 4 goles (8-4)
En la reanudación se pusieron todavía mejor las cosas ya que el marcador se situó en 10-4 para los nuestros, reaccionando los forasteros para volver a poner la diferencia otra vez en 4 goles (10-6). En el minuto 25 los corraliegos consiguieron poner la eliminatoria de su parte (13-6), pero un último gol de los visitantes cuando quedaban escasos segundos igualó la eliminatoria.
Árbitros y jugadores se retiraron a los vestuarios sin saber bien la forma de proceder, siendo providencial la intervención de Eduardo de Pablo, presidente del Comité de Competición de la Federación Cántabra, ya que con el reglamento en la mano y tras consultar telefónicamente con representantes de la Federación Española, decidieron que debía jugarse la correspondiente prórroga.
Con los equipos nuevamente en el campo se jugó una prórroga dividida en dos tiempos de 5 minutos, que no solucionó nada ya que tras la primera de ellas subsistía el empate puesto que el resultado era (15-9). En la segunda prórroga se adelantaron los visitantes (15-10), pero dos goles de los nuestros, el último de ellos materializado de penalti por Gómez de Dios (lanzado rodilla en tierra a ras del suelo, tras un amago que despistó al portero contrario) dieron la victoria al equipo corraliego, ante la alegría del numeroso público asistente.
Por el La Salle Buelna formaron: Saturnino Pérez (Nino) (1), Ruiz Perales (7, 2 de penalti), Victoriano Perales (Nano), Rasilla (3, 1 de penalti), Severino Pila (Curro), Elías Pérez (2, de penalti), Roberto Rueda (portero), Salomón (1), Bringas, San Pedro, Gómez de Dios (3, 1 de penalti), López Barreda y Benjamín Salas (portero).
Este grupo era el heredero de aquella estirpe de pioneros de este deporte. De la categoría de esta nueva generación no hay la menor duda ya que en la preselección nacional estuvieron presentes Elías Pérez y Roberto Rueda un año, y en otra ocasión lo hicieron Juanjo Pérez, Andrés Herrera y Luis Alberto Varela, siendo algunos probados por el Atlético de Madrid, que por aquellos años estaba considerado como uno de los mejores de Europa.
Este equipo, bajo distintos patrocinios: Armería la Buena Fe, Horno San José, Electrodomésticos Valentín o Fundimotor, permaneció entre la Primera y la Segunda División, y se veía también continuidad en la cantera ya que el equipo infantil del colegio vencía en las categorías provinciales y en los sectores nacionales pero se volvió a producir una nueva contrariedad. El equipo consiguió, producto de una gran temporada, vencer en la promoción de ascenso a Primera, pero tuvo que volver a renunciar al mismo por segunda vez, al no disponer de pabellón cubierto donde poder disputar los encuentros.
Las dificultades económicas volvieron a dar también otro nuevo golpe a nuestro deporte y unido la falta de instalaciones deportivas adecuadas, hicieron que tanto el baloncesto, como el balonmano acusasen este revés.
En abril de 1976, Villamuera, corresponsal del Diario Alerta, manifestaba que en Los Corrales se encontraba el mayor vivero balonmanístico de la provincia, ya que sus equipos figuran en puestos punteros de todas las competiciones federadas y escolares celebrados aquella temporada.
Decía en dicho artículo: “Demostrado está, desde hace años, que la zona más influyente del balonmano montañés, aparte, por supuesto, la capital, es, en la provincia, la de Los Corrales de Buelna. De no haber sido por la desaparición esta temporada de su equipo de primera división, podría decirse que este deporte en la zona corraliega, estaba disfrutando en la actual campaña de su época dorada.
Más meritorio es esta aportación de Los Corrales al balonmano cántabro, cuando en dicha localidad se carece de una instalación cubierta para la práctica de esta disciplina deportiva, Ese proyectado pabellón que el Ayuntamiento de la comarca tenía pensado construir, lleva, al parecer, el mismo destino que el ya casi olvidado pabellón de la capital montañesa. Pese a todo, los patios de la Escuela de Aprendices, regentada por los Hermanos de Lasalle, sigue siendo el escenario donde se crean los distintos equipos y donde la juventud y alumnos de citada escuela corraliega, ejercen su afición al balonmano, formándose desde pequeños para, al paso de los años, constituir los equipos que tantos éxitos están aportando a este deporte en todo el valle de Buelna”
En un intento de salvar al deporte, en diciembre de 1979, Salomón Cuadrado Pérez y José Salas Pérez-Rasilla, como representantes respectivamente del equipo de balonmano y baloncesto, dirigieron una carta al Ayuntamiento, pidiendo unas mejores condiciones para la práctica de los respectivos deportes, como pudieran ser instalaciones de agua caliente y la urgente necesidad de disponer de un pabellón polideportivo.
El balonmano, mientras tanto, para los Corrales dejó de existir en 1984
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