PAULINO LAGUILLO GARCÍA-BÁRCENA
MIEMBRO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MONTAÑESES Y DE LA SOCIEDAD CÁNTABRA DE ESCRITORES
Como bien se ha escrito la reciente devolución a España del tesoro capturado hace cinco años en Aguas del Estrecho de Gibraltar por la empresa cazatesoros norteamericana “Odyssey Marine Exploration”, marca claramente un antes y un después en la protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático y de cuya vital importancia da una idea el hecho de que tan solamente en el Golfo de Cádiz se considera que existen alrededor de un millar de pecios.
Sin embargo, como mal se está contando, no podemos menos los cántabros que alzar nuestra voz y elevar la más enérgica protesta cuando una televisión ignora olímpicamente a personas que padecieron en primerísimo plano una agresión tan miserable y cruenta en el mar a principios de siglo XIX, que fue precisamente lo que hizo Televisión Española en el reportaje sobre el caso “Odyssey”, emitido en el espacio “24 horas” próxima la media noche del jueves, día 29 de marzo.
La resolución de la justicia de los Estados Unidos favorable a nuestra nación en un litigio muy largo y complicado ha puesto de manifiesto, una vez más, la imperiosa necesidad de conservar a través de los tiempos documentos que puedan acreditar hechos y circunstancias más o menos relevantes, como ocurrió en este caso al demostrarse fehacientemente que el tesoro correspondía a la fragata española “Nuestra Señora de las Mercedes”, hundida en 1804 por un buque inglés cuando regresaba de América a España con 282 pasajeros y un valioso tesoro para la corona que fue valorado entonces en 4.736.153 pesos fuertes (Unos 500 millones de dólares).
En este acontecimiento histórico de resonancia mundial, la misma que tuvo hace algo más de doscientos años el ataque de un buque de la flota inglesa bajo el mando del vicealmirante Graham Moore produciendo el hundimiento de una embarcación española con muchas mujeres y niños que perdieron la vida en tiempos de paz, no se ha puesto de relieve suficientemente la valía de tres cántabros, dos de aquella época y uno contemporáneo.
Consabido es que dicha tragedia marítima se produjo cuando regresaban a España desde el puerto de Montevideo, transportando tres centenares de personas y un valioso cargamento de monedas de plata y oro acuñadas en Perú y Bolivia, las fragatas “”Medea”, “Fama”, “Santa Clara” y “Nuestra Señora de las Mercedes”, estando al frente de la flota el ilustre marino cántabro Joseph Joaquín de Bustamante y Guerra.
Brigadier y político destacado, no es en cambio tan conocida la fecunda etapa de gobernador de Montevideo de este insigne cántabro nacido en Ontaneda el día primero de abril de 1759. Etapa inmediatamente anterior a su regreso a España en tan fatídica expedición marítima y que será puesta en valor a corto plazo.
Menos conocido es aún que tan vergonzoso ataque de la Flota británica en tiempos de paz dio lugar a la declaración de guerra a Inglaterra el día 12 de diciembre del mismo año 1804 por parte de España, declaración que corrió a cargo de quien fuera primer ministro de Carlos IV (1800 a 1808), y de su hijo Fernando VII (1814 a 1816, Pedro Cevallos Guerra, primer español que se enfrentó a Napoleón al comienzo de la Guerra de la Independencia y que consiguió las más altas distinciones por su brillante carrera diplomática y política, entre ellas el Toisón de Oro. Había nacido en San Felices de Buelna, en el seno de una familia noble, el día 1 de agosto de 1759 y su primera biografía salió a la luz en 2007.
Y prácticamente desconocida es la ingente labor desarrollada desde hace muchos años en lo que hoy se denomina Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático (PAS) por el historiador e investigador cántabro, miembro de la Real Academia Española de la Historia y director hasta no hace mucho tiempo del Museo Marítimo del Cantábrico, José Luis Casado Soto.
Una labor que se remonta al año 1982 en la que en su condición de experto en tan compleja tarea participó en el VI Congreso Internacional de Arqueología Subacuática que tuvo lugar en Cartagena.
Allí se pusieron las bases de lo que iba a ser un estudio exhaustivo por parte de varias instituciones y que se iniciaba con capacidad de intervención en dicho patrimonio. El primero que lo hizo fue precisamente el Laboratorio para investigaciones Arqueológicas Subacuáticas (LIAS, 1983), con sede en el Museo Marítimo del Cantábrico y dependiendo de una institución hispano-americana. No pasaron muchos años cuando se fundó en Gerona el Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña (CASC). Transcurrida una década lo hicieron el Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía (CASA), en Cádiz, y el de Valencia, en Burriana. Tras el desarrollo de 22 campañas de campo, después de la jubilación de José Luis Casado Soto el LIAS ya no existe en el Museo Marítimo del Cantábrico y a nivel nacional subsisten con capacidad operativa el CASC y el CASA.
A lo largo de las décadas siguientes los avances en el estudio han sido posibles gracias al esfuerzo continuado y voluntarioso de un pequeño grupo de profesionales a nivel nacional, entre ellos José Luis Casado Soto, que tomaron verdadera conciencia de la necesidad de avanzar en los estudios y conocimientos de la materia sin la muy necesaria cooperación de la Administración Central.
Fue el problema provocado por la empresa pirática “Odyssey” el que hizo al Gobierno de España tomar conciencia de la suma importancia y necesidad de aplicar medidas tendentes a frenar el expolio de los fondos marinos. En el otoño de 2007 hubo una reunión en Valencia del Consejo del Patrimonio Español (Comunidades Autónomas y Estado) en la que se tomó el acuerdo de encargar a un grupo de expertos, entre los que se encontraba el director del Museo Marítimo del Cantábrico, la redacción de un Plan nacional para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático Español. (PNPPCSE).
Esta comisión, la más autorizada y conocedora del asunto por haber trabajado intensamente sin ayuda y con mucho amor propio en el mismo durante muchos años, fue incluso más allá de lo que se pedía, imponiéndose la tarea de Redactar un Libro Verde (Como ahora se llaman en Europa a los antes “Blancos”).
En dicho Libro Verde “se recogería la historia de esta actividad en España, se diagnosticarían los múltiples problemas detectados, se propondrían las medidas legislativas, metodológicas, de formación y operativas pertinentes para hacer honor al Convenio de la Unesco de 2001, firmado por España, Todo ello a fin de dar soporte y justificar científicamente y desde la experiencia acumulada lo que a continuación establecimos en el PNPPCS”, manifiesta José Luis Casado Soto.
Tanto el citado plan científico como el Libro Verde le fueron entregados en Cartagena, en junio de 2010, a la entonces ministra de Cultura, siendo aprobados por unanimidad, sin la menor corrección o reparo, en agosto del mismo año por el Consejo del Patrimonio Español y en una reunión plenaria celebrada en Palma de Mallorca.
Tan incansable y efectivo grupo de expertos tuvo el consiguiente reconocimiento de sus valiosos trabajos científicos y fue nombrado oficialmente por el Ministerio de Cultura Comisión Científica Asesora para todo lo concerniente al Patrimonio Cultural Subacuático Español, siendo uno de sus primeros pasos la firma del primer convenio internacional entre estados para la intervención en un proyecto conjunto y que se está poniendo en marcha entre el Gobierno Federal de USA y el Reino de España. Otro fue el estudio de los restos de la Flota de Indias que más buques perdió por culpa de terrible huracán en 1733 sobre los Cayos de Florida.
El hecho de que tras las primeras tres o cuatro reuniones de entonces no se les haya convocado de nuevo hace temer a tan eminente grupo de trabajo que se haya llegado a un estancamiento en el muy necesario avance que venga a evitar el expolio a que hasta ahora han estado sometidos los fondos marinos españoles.
Interesante artículo, e interesante el Blog de este Club de los Poetas Vivos, comprobamos frecuentemente todos en casa ( de los abuelos cántabros ) que hay nivel ( científico, literarios y poético )en esta publicación.
ResponderEliminarFelicitaciones desde el otro lado del océano.
Interesante artículo. Felicitaciones
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