PREGONERO.- Farolero, date prisa,
orienta
hacia allá el candil,que quiero ver la sonrisa
de este pueblo tan gentil
Gracias os
damos, paisanos,
por ser parte de este ambiente,estar siempre tan cercanos
y ser fieles anualmente.
Ahora, con
vuestro permiso,
me vuelvo
hacia el regidorque arriba espera sumiso
hablar con un servidor.
ALCALDE.- Más que sumiso obediente,
que es
deber de un gobernanteescuchar al semejante
y cumplir lo que promete.
(se quitan la boina)
PREGONERO.- Y puesto que es de rigor,
la boina habrá que quitar,
que la cabeza a de estar
desnuda ante el regidor.
ALCALDE.- Marzas tenéis del alcalde,
vecinos,
nobles marceros,que no cantarán de balde
tan preciados caballeros
mas, cuanto os alejáis
si a la promesa faltáis
ALCALDE.- Es mi intención pregonero,
lo digo desde este foro,
actuar siempre con decoro
sin quebrantar ningún fuero.
Si a
alguien prometo la luna,
y en el
intento fracaso,le explicaré cada paso,
y después le debo una.
PREGONERO.- Como yo se lo diría,
sin
lágrimas ni puñales:mal está la economía
para todos los mortales.
Pero
usted, ojo avizor,
más listo
que zapatero, vio la crisis el primero
y quiso ser previsor
Siendo
médico dietista,
en estos
tiempos de hambruna,se nos colocó en la lista
y la urna le fue oportuna.
ALCALDE.- Eres más listo y despierto
que el ojo de mi tío el tuerto. Y ahora os doy permiso
para cubrir la cabeza,
pues no perdéis altiveza
por romper el compromiso.
(se ponen
las boinas)
PREGONERO.- Hombre tan considerado,
con un verbo tan preciso,
se ganará el paraíso,
si es que no se lo ha ganado.
Sois
alcalde, diputado,
medico con
consultorio,y aunque todo es transitorio,
ya encontrasteis el Dorado
ALCALDE.- Todo es público y notorio,
me
confieso afortunadode estar en el consistorio,
por mi pueblo apadrinado.
PREGONERO.- Para que el pueblo le quiera,
aspire a hacerse querer,
y así podrá recoger
tanto amor como quisiera.
Baje,
noble caballero,
cante
usted con la cuadrilla,que no perderá la silla
por ejercer de marcero.
Si yo canto la Traviata
se arma aquí tal zaragata
que me voy derecho al paro.
Yo nací con dos orejas
aunque las llamen oídos,
si canto me dan collejas
por tenerlos distraídos.
PREGONERO.- No se puede ser cristiano
y tener
cara de hereje,en cuanto pisas el fleje,
bola queda de antemano.
ALCALDE.- Pues ese es mi punto flaco,
no hago
más que abrir la bocay a todo el mundo le choca
que sea yo el pajarraco.
Qué envidia me da ese mozo
que canta en las romerías,
canto yo por bulerías
y derecho al calabozo.
a la luz de alguna estrella,
como esperó ayer aquella
que hoy dejó de gobernar.
ALCALDE.- En política has de estar
a lo que
el pueblo disponga,Cuando te quiera quitar
no te sirve una milonga.
Mas no
hurguemos en cuestiones
que suelen
ser cuatrienales,las marzas son primordiales,
luego entremos en canciones.
Horas
llevaba aguardando
vuestra
arribada triunfal,pues ya estaba tiritando
con este tiempo invernal.
Gente tan
arremangada,
sufriendo
nieve y pedrisco,costumbre tan ensalzada
bien merece un obelisco.
una buena mariscada
que piedra sin basamento.
ALCALDE.- Jesús, que poca cordura
engordar sin fundamento,
ganaréis la sepultura
si no ponéis tratamiento.
PREGONERO.- No hay cuerpos mas
sandungueros,
que hagan
mejores papeles,en pasarela Cibeles,
que el cuerpo de los marceros.
Salga un mozo sin temor
que nos quiera relatar,
con sentido del humor,
que comió para almorzar.
la coloco sobre el fuego,
pongo aceite a tutiplén
y, antes que caliente bien,
como un trozo de manchego
y cuatro sobaos pasiegos,
después frío un par de huevos,
cuatro trozos de chorizo,
unas jijas de porcino,
dos torreznos de tocino,
eso si, lo hago muy fino,
unas lonchas de jamón,
que riego con un buen vino.
Y, así, contento y jocundo
me escapo a comerme el mundo.
ALCALDE.- Pronunció su defunción.
Por Dios, qué mala crianza,
cómo yo meto en razón
a quien la razón no alcanza
PREGONERO.- Deje usted en paz las grasa,
préstenos más atención,
que estamos como uva pasa
y se nos va la razón .
Aquí nos tiene, señor,
sedientos,
hambrientos, cojos,la barriga es un clamor
y de muelles todos flojos.
Hemos sufrido cellisca,
con vientos huracanados,
a una burra levantisca
y marceros coceados .
ALCALDE.- Por ser médico dietista,
tengo la visión muy clara,
desde que te eché la vista
me dije: “qué mala cara.”
Pásate por
mi consulta,
y vosotros
cien también,que una vez que se os ausculta
a todos nos vendrá bien.
(gesto con los dedos)
PREGONERO.- Nos vamos como vinimos,
así tal
cual, con lo puesto,pues aquí nada pedimos
que aún no tenéis presupuesto.
ALCALDE.- No puedo frivolizar
en un tema
de tal peso,pero habrá que dialogar
y aclarar lo que esté espeso.
Marceros, a la alcaldía,
armonía y libertad
es lo que siempre le guía.
Que entre amistad y libertad
no hay riña, Dios no la quiera,
más si la riña se diera
primero es la libertad.
PREGONERO.- No pediremos caudales
a quien no
pone cadenas
ALCALDE.- Repartiré libertades
a manos
llenas.
¡VIVA LOS
MARCEROS!
CORO.- ¡VIVA ¡
PREGONERO.- ¡VIVA EL ALCALDE!
CORO.- ¡VIVA!
PREGONERO.- ¡VIVA TORRELAVEGA!
CORO.- ¡VIVA!
PREGONERO.- ¡VIVA CANTABRIA!
CORO.- ¡VIVA!
(Este pregón se terminó el día 17
de febrero de 2012 / Autor:
Juan José Crespo)
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